Más de 500 habitantes de la comunidad Los Límites, específicamente de la calle Bicentenario, corren el riesgo de quedar incomunicados debido al mal estado de la vialidad principal que lleva más de un año saturada de fallas de borde que se han ido acentuando con el pasar de los meses.
Las familias de la zona han observado cómo la carretera se ha ido resquebrajando ante sus ojos afectando significativamente el tránsito vehicular y el paso peatonal en algunos tramos.
“El consejo comunal ya ha colocado la denuncia y hasta hay un proyecto para la reparación del camino, el cual está pendiendo de un hilo. Es la única carretera con la que contamos, por eso tememos la llegada de las lluvias porque como no han hecho ningún trabajo seguramente la vía terminará de colapsar”, manifestó Rosa Pérez.
Por otra parte, no sólo las viviendas aledañas a las fallas de borde se mantienen en vilo sino que además la Unidad Educativa Estadal Los Límites puede resultar igualmente afectada ya que la carpeta asfáltica se quebró por completo en este punto, por lo que el terreno se ha ido socavando.
“Hasta la escuela corre el riesgo de derrumbarse, pero las entidades encargadas han hecho caso omiso y nos mantienen en el olvido. Necesitamos y clamamos que se hagan los trabajos antes de que inicien las lluvias”, dijo Pérez.
Sumado a ello, en los metros de la calle donde no hay fallas de borde existen numerosas troneras de diferentes tamaños que hacen que los conductores que transitan por el sector vivan “un infierno”, ya que se hace casi imposible poder esquivarlos.
“La vía está destruida de principio a fin, sólo basta con darse una vuelta por la comunidad y ver todos los destrozos. Un día de estos las familias que vivimos aquí quedaremos incomunicadas, por eso hacemos un llamado al alcalde para que trabaje antes de que la situación se torne peor”, indicó Luis Oropeza.
Cero aceras
Asimismo, los transeúntes deben caminar por pleno paso vehicular debido a que no cuentan con aceras o caminerías por donde puedan circular, corriendo así el riesgo de ser arrollados por las motos o vehículos que pasan por la zona.
“Cuando llueve hay que caminar con sumo cuidado porque la vía se pone como un jabón y más de uno ha ido a dar al piso. También hay muchos niños que diariamente caminan por aquí”, declaró Pérez.
Transporte
Ninguna línea de transporte público se encarga de cubrir dicha ruta hacia la comunidad, por eso los usuarios deben caminar hasta más de un kilómetro para llegar a la carretera Panamericana, donde se encuentra una parada, y tomar las camionetas que vienen del estado Aragua.
“El transporte para esta zona tarda mucho, sólo el Bus Caracas pasa regularmente, pero igual tarda hasta más de 30 minutos. No contamos con una línea para nosotros, debemos usar las que pasan por la Panamericana”, indicó Luisa Álvarez.
Por su parte, los estudiantes de la escuela del sector deben llegar en motos particulares o a pie a la institución.
Servicio de agua
“El agua directa nos llega una vez a la semana, de resto solo usamos la que tenemos en los bidones”, informó Pérez.
Sin embargo, los habitantes del sector aseguran que el servicio llega puntualmente una vez a la semana.
Sin gas
Otro de los servicios que falla regularmente en la comunidad es la venta de las bombonas de gas por parte de Pdvsa, por lo que los habitantes aseveran que deben “cazar” al camión en la Panamericana.
“Para acá abajo no llega el camión, debemos subir casi corriendo a la Panamericana que es donde se estacionan a venderle a los residentes , sino nos toca caminar por las bodegas a ver si las venden”, indicó Pérez.
Sin canchas
Los niños y jóvenes de la mencionada localidad no cuentan con áreas de esparcimiento ni deportivas como canchas o parques de bolsillo donde puedan recrearse durante los días libres.
Algunos muchachos juegan partidos de baloncesto en la calle con aros y canchas improvisadas, por lo que continúan a la espera de la construcción de áreas recreativas.
Ronald Gil- [email protected] / @thedaniels21