A propósito de irse familiarizando con el “sistema biométrico”, en supermercados como el Unicasa de La Casona, en San Antonio de Los Altos, las cajeras advierten a los compradores que están llevando un registro de compras con el número de cédula de los clientes.
“A mí me dijeron que sólo podía llevarme seis compotas. Pensé que podría volver más tarde o mañana a comprar para llevarle a mi sobrinito, pero la cajera de antemano me advirtió que esa era la cantidad semanal”, refirió Maritza Pérez, quien se mostró molesta con la medida.
-Mi mamá está enferma y no puede salir de la casa y mucho menos para hacer colas de hasta cuatro horas, pero con estas limitantes ya no podré comprar productos para ambas.
El malestar de la entrevistada se repite entre cientos de compradores que desde el anuncio de la aplicación del captahuellas en los mercados, sobretodo por la poca precisión de datos que se le ha ofrecido a la población, han dado pie a infinitas especulaciones a las cuales le salió al paso el superintendente de Precios Justos, Andrés Eloy Méndez, a través de una rueda de prensa.
«El registro en el sistema biométrico será por persona, no por familia, y no habrá límites de compra de ningún producto. El sistema no plantea restricciones de cantidad, lo que sí vamos a chequear es el control posterior, quién compra más de lo debido», explicó. «Si alguien acude a comprar 35 kilos de harina, eso no es normal. Pero en una familia pueden ir todos los miembros a comprar».
Añadió que estos usuarios deberán justificar sus altos volúmenes de compra ante la Superintendecia de Precios Justos, o de lo contrario serán bloqueados de la plataforma porque «evidentemente se está ante el presunto delito de contrabando de extracción que es penado con 10 a 12 años de cárcel», dijo.
Méndez destacó que las personas que estén a cargo de comercios o cumplan con una actividad que requiera de un elevado inventario de alimentos como un restaurante, podrán justificar sus requerimientos de productos para desarrollar su actividad económica; precisó que la aplicación del sistema se extenderá a las redes de farmacias como Farmatodo y Locatel, y de venta de productos de primera necesidad.
Plan piloto
La iniciativa tuvo su origen en el Zulia, estado fronterizo que padece en mayor proporción el problema del contrabando, donde desde hace dos meses han implementado los controles en los comercios de alimentos y próximamente instalarán las captahuellas que deberán ser de uso cotidiano antes de finalizar 2014.
El plan piloto consiste en una base de datos informática en donde los usuarios de los supermercados se registran al momento de realizar sus compras de alimentos en un proceso que demora entre 40 segundos y un minuto, muy similar al registro de clientes que realizan muchas cadenas de supermercados del país al pasar por la caja registradora.
Para complementar este mecanismo ahora se instalarán máquinas captahuellas similares a las que se utilizan en las elecciones, lo cual permite una mayor precisión a este mecanismo.
En el plan piloto que se desarrolló en la red privada Víveres de Cándido el inventario total de alimentos, de unas 250 toneladas, se agotaba en no más de un día, mientras que con el nuevo proceso dura ocho días, lo cual continúa representando un alto nivel en la rotación de productos para un supermercado.
Durante la rueda de prensa efectuada en Caracas, también se informó que los supermercados privados asumirán el costo de la instalación de las máquinas captahuellas en todos los expendios de alimentos y supermercados del país, mientras que el Estado facilitará el proceso de importación a través de la Corporación Venezolana de Comercio Exterior (Corpovex).
Las captahuellas se instalarán primero en supermercados ubicados en los estados Apure, Zulia Táchira, Falcón, Sucre, Bolívar, Amazonas, así como en la Gran Caracas, donde tendrán prioridad aquellos establecimientos que tienen una alta demanda por parte de los usuarios, según lo reflejado en la nota de prensa de la Agencia Venezolana de Noticias (AVN).
Johana Rodríguez – [email protected]/@michellejrl
