Hay que identificar la toxicidad para poder salir de ella; no escapar sino hacerle frente. Gracias a esa toma de conciencia como observador externo el lóbulo frontal se activa y genera calma, explica Cruz. Aunque parece obvio alejarse de las relaciones tóxicas, no siempre es tan sencillo. De acuerdo con Carruthers, muchas veces se trata de alguien con quien existen lazos de lealtad, trabajo o afecto de por medio. Encuentra una manera de equilibrar lo que sientes con lo que es bueno para ti. Las razones menos saludables para mantenerse son la costumbre o familiaridad con la persona. Todos somos libres de ‘cerrar la ventana’ de nuestra mente al ruido del exterior. Aunque nos bombardee con mensajes letales, tenemos la capacidad de protegernos y cerrar nuestra mente a esa información. Potenciar los recursos que cada uno tiene, realizar actividades que refuercen nuestras aptitudes y habilidades, buscar nuevos entornos más saludables donde se aprecien nuestras cualidades.
Vía Informe 21