
Paulatinos. Así han sido los aumentos de precios de alimentos y artículos de higiene personal, así como de limpieza del hogar anunciados por la Superintendencia de Precios Justos (Sundee) desde el primer trimestre del 2014, siendo el más reciente el del arroz blanco, cuyo costo permanecía congelado desde el año pasado.
Pollo, café molido, azúcar, arroz, agua mineral, compotas, harina de maíz, papel higiénico, champú, pañales, cloro, lavaplatos, desinfectante, toallas sanitarias, desodorantes y máquinas de afeitar son algunos de los productos con precios nuevos, pero aún quedan ajustes pendientes como el de la pasta, luego de que la Asociación Venezolana de Fabricantes de Pastas Alimenticias (Avepastas) solicitara vía comunicado al Ejecutivo el ajuste del kilo para llevarlo de 5,41 a 35,65 bolívares.
Mientras el sector privado y el Gobierno se ponen de acuerdo para llevar a feliz término los acuerdos, las amas de casa se las ven cada día más negras debido a que el presupuesto no les alcanza para cubrir lo básico, lo cual no es casual si se compara el sueldo mínimo, Bs. 4.252, con el costo de la Canasta Básica Familiar (CBF) valorada en Bs. 25.385,96 para septiembre según estimaciones del Centro de Documentación y Análisis de la Federación de Maestros (Cendas).
“Todas las semanas se gasta más dinero y se llevan menos productos debido a la escasez reinante”, dijo una molesta Sara Valderrama, quien este martes se paseaba por el Central Madeirense del Centro Comercial La Hoyada de la capital mirandina con la esperanza de comprar harina de maíz precocida.
–Los pescados y mariscos se han convertido en un lujo que podemos darnos solo durante los días de Semana Santa y eso porque somos creyentes. Igual de costosa se ha puesto la charcutería, ya no sé con qué rellenar las arepitas de la cena y los panes para el desayuno porque todo está excesivamente caro. Ante este panorama es difícil saber si podremos hacer las hallacas en mi casa.
Persiste escasez
Pese a las medidas económicas anunciadas por el Ejecutivo nacional para llevar a su mínima expresión el desabastecimiento, los estantes a medio llenar en los Altos Mirandinos muestran otra realidad.
“Estimo que hay fallas de distribución con unos 20 productos”, señaló el encargado de un abasto en el casco central de Los Teques, donde llevan al menos tres meses sin recibir leche en polvo, sardinas enlatadas, aceite, azúcar, mayonesa y café.
–La gente se queja porque cuando entran directamente al local no encuentran nada y cuando llegan los productos más cotizados deben hacer una cola de al menos dos horas para llevarse una unidad, porque a propósito de rendir la mercancía lo más posible y ahuyentar a los revendedores, los dueños han decidido limitar las ventas. Permiten sólo expender dos jabones de baño por persona y una pasta dental, por ejemplo.
El trabajador, que pidió anonimato por no estar autorizado por el dueño a declarar, agregó que los consumidores pagan su molestia con ellos, “pese a que nosotros hacemos todo lo humanamente posible para satisfacer a la mayoría. Generalmente cerramos de 1:00 a 2:00 p.m. para almorzar, pero si nos despachan alguno de los productos por los cuales la gente enloquece trabajamos corrido para que fluya la cola que suele formarse apenas llega el camión, porque la gente no sabe qué van a bajar pero igualito empieza a hacer la fila”, añadió.
Huevos por las nubes
Uno de los productos que pone en evidencia la inflación en el país es el huevo. Un cartón de 36 unidades oscila entre 170 y 200 bolívares. “La cuña que decía coman huevos quedó en el pasado. Antes era lo más barato, ahora hasta comer huevo se ha convertido en cosa de millonarios. Las autoridades deberían meterle la lupa a esta situación porque cada día nos quedamos con menos opciones para comer”, se quejó Jessika Verde, vecina de Los Teques.
–Antes iba estimando costos cuando hacía mercado porque los precios eran estables, ahora como cambian todas las semanas voy con una calculadora para meter productos en el carrito hasta donde me alcance la plata. Se ha vuelto angustiante hacer mercado.
Johana Rodríguez – [email protected]/@michellejrl