A partir de marzo de 2008, las infecciones de válvulas cardíacas empezaron a elevarse por encima de los niveles habituales, de acuerdo con archivos hospitalarios.
La reducción del uso de antibióticos preventivos antes de tratamientos dentales puede haber contribuido al aumento de infecciones de las válvulas cardíacas en Inglaterra, indica un nuevo estudio. En Estados Unidos, donde los enfermos de mayor riesgo reciben esos medicamentos, no se ha observado una tendencia similar.
La boca está llena de bacterias, y ciertos tratamientos dentales permiten que pasen al torrente sanguíneo, lleguen al corazón y provoquen endocarditis, una infección grave que resulta fatal en el 10 al 20% de los casos. La gente con válvulas cardíacas artificiales y otros implantes enfrentan un alto riesgo, y las que tienen válvulas naturales parcialmente insuficientes presentan un riesgo moderado.
Antes era de rutina dar antibióticos a estas personas —generalmente una píldora de penicilina— antes de iniciar el tratamiento dental. Pero había escasas pruebas de que el tratamiento preventivo redujera las tasas de infección, y estas drogas suelen provocar reacciones alérgicas graves. El exceso de antibióticos también provoca la aparición de gérmenes resistentes.
Por eso, en 2007, la Asociación Cardiológica Estadounidense y otras organizaciones dijeron que las drogas solo se debían recetar a pacientes de mayor riesgo; al año siguiente, los reguladores en Inglaterra recomendaron que se dejaran de recetar a todos.
Investigadores de las universidades de Surrey y de Oxford iniciaron un estudio en Inglaterra para ver qué sucedía. Hallaron que las recetas de antibióticos preventivos cayeron de un premio de 10.900 mensuales en los cuatro años anteriores a 2.236 por mes en los cinco años posteriores a las nuevas disposiciones.
AP