La situación de fuga masiva que hubo en los calabozos del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), en horas de la madrugada de este miércoles se pudo haber evitado, así lo dio a entender una fuente asociada a la policía científica que prefirió mantener su identidad bajo el anonimato.
“El Ministerio de Asuntos Penitenciarios estuvo siempre al tanto de la situación de hacinamiento que se vivía en los espacios improvisados donde unas 140 personas vivían día y noche”, comentó el declarante.
Los sitios de reclusión de las policías son para permanencia temporal, en tal sentido dichos calabozos no cuentan con las condiciones o infraestructura para que los privados de libertad que allí se encuentran duren semanas o meses, en el caso del Cicpc, la situación de humedad que se evidenciaba en las paredes del lugar facilitó abrir un boquete, pues la estructura lentamente sucumbió ante el mal estado.
-Los reclusos seleccionaron un sitio específico donde diariamente orinaban, en consecuencia el concreto fue cediendo por el líquido, con cualquier instrumento aruñaron el lugar orinado y fueron abriendo lentamente un boquete para emprender la huida. Una vez listo, se marcharon de dos en dos ante la luz de la luna.
La falta de asignación de cupos en cárceles del país incrementó el deseo por huir. La historia se agravó cuando se arrastraba una vivencia nada optima. “Un espacio donde pueden estar 40 personas cuando mucho empeora si a esto le triplicamos la cifra individuos, las paredes del Cicpc miden de 15 a 20 centímetros, para una cárcel, este número debe ser de 40 a 60 centímetros”, comentó el portavoz.
Por las noches el centro de seguridad se quedaba resguardado por 4 o 6 funcionarios, los internos conocían esta información y decidieron trabajar en la huida, esa cifra no es suficiente para la cantidad de reclusos.
Aunque recientemente se había comenzado la revisión de expedientes, no sirvió para que los privados reflexionaran sobre la situación.
Alex Fuenmayor – [email protected] / @heyapplex
