Desde que entró en vigencia la ley seca por las festividades decembrina, los licoreros aseguran que las pérdidas son del 70% hasta ahora. Los más afectados son los pequeños comerciantes, quienes ante la escasez de mercancía están trabajando con las uñas.
Kevin Pernia, trabajador de una licorería de la ciudad capital, expresó que “esa medida la acatamos, pues debemos sujetarnos, pero no impide del todo que la gente compre licor. Siempre existen las ventas clandestinas. Quizás hasta de gente que ni paga impuestos. En ese sentido no hay beneficio alguno”.
Informó que el movimiento ha bajado por causa de los ajustes hechos al precio de las bebidas. “Ya se han dado entre tres y cuatro alzas considerables. El whisky más barato que estaba en Bs. 500 ya se ubica sobre los Bs. 2.500. Solo las grandes cadenas compran por cajas, los pequeños vendedores con esfuerzo se abastecen por botellas. En diciembre muchos no contaban con gran variedad porque la escasez está fuerte”.
Precisó que actualmente para mantener las puertas abiertas muchos se han abstenido de contratar personal. “Casi todos los negocios son familiares. Es complicado mantener una nómina cuando los gastos son mayores que las ganancias. Hay que pagar impuestos, servicios y enormes cantidades a los proveedores, las condiciones no están dadas para ello, es lamentable pero es la realidad que vivimos”.
Ronald Padrón
