
María hizo una cola de más de tres horas en las afueras de un local en San Antonio de Los Altos luego de ver salir a varios compradores con champú Pantene. “Le pregunté al vigilante qué más había y me dijo que no sabía, sin embargo, noté que una gandola llegó y estaba descargando mercancía, así que vencí el cansancio y seguí en mi fila”, relató.
Poco antes de que el reloj marcara las 7:00 p.m. anunciaron que en 10 minutos bajarían la santamaría del negocio, lo que no alarmó a la compradora porque tenía ya sólo tres personas por delante.
Para sorpresa de María, cuando logró entrar se topó con cuatro cajas habilitadas y en cada una tenían la mercancía que estaban vendiendo de manera limitada por persona.
–Había jabón Dove, acetona, toallitas húmedas, papel de baño, máquinas de afeitar y desodorante. Entré dispuesta a gastar 100 bolívares y terminé cancelando más de mil porque me llevé de todo lo que estaban vendiendo, aunque no lo necesitaba.
El relato se ha vuelto común entre los altomirandinos, que desesperados por la situación de desabastecimiento reinante no compran lo que realmente requieren sino lo que hallan “por si acaso”.
“Yo no tengo niños pequeños pero de un tiempo para acá solía usar las toallitas húmedas porque típico que entras a un baño en un centro comercial y no hay papel, además eran baratas; no es algo indispensable en mi vida, sin embargo, me dio un ataque de felicidad cuando las volví a ver e hice compras impulsivas y tengo un par de paquetes en mi casa que ni siquiera he utilizado”, confesó Marta Marcano, habitante de la capital mirandina.
–Con este tema de que hay que aprovechar cuando aparecen los artículos en supermercados y perfumerías, tengo un desbarajuste total en el presupuesto porque todos los días estoy comprando algo, cuando antes lo hacía cada 15 días. El dinero se va como agua entre las manos y no me alcanza para más nada que no sea comida, artículos de higiene personal y de limpieza para la casa.
Acumuladores
Mientras hay personas que realmente pasan trabajo para lavar su ropa porque no tienen tiempo para visitar entre semana un negocio y comprar detergente, hay quienes, dedicados a sumarse a cuanta fila ven en la calle, tienen un depósito de artículos básicos en su hogar.
“Da rabia que uno no pueda ir cuando le dé la gana a un comercio para reponer algo que se acabó y también es frustrante que exista gente sin oficio que salga todos los días a comprar y nos deje sin opción a quienes trabajamos hasta tarde”, dijo enérgica Lourdes Lozada, habitante de José Manuel Álvarez.
–Ya he detectado varias vecinas desocupadas que tienen un cuarto lleno de papel de baño, detergente, champú y jabón. Uno solía tener reservas para un mes pero hay gente que ahora tiene como para un año mientras que quienes estábamos acostumbrados a reponer en la medida que se acababa algo en casa ahora estamos con las manos vacías. El Gobierno debe dar un giro de 360 grados a sus estrategias económicas porque nos están llevando a la quiebra financiera y emocional. Esta incertidumbre constante no es vida.
Igualmente la entrevistada señaló que la solución no va por el ataque a los comerciantes. “Echar mano de locales como hicieron con el Día a Día y quieren hacer con Farmatodo es sinónimo de comida para hoy y hambre para mañana”, reflexionó.
Esto es lo que hay
Los patrones de consumo de los altomirandinos se han alterado a todo nivel. “Antes no comía granos pero como ahora es lo que se encuentra más fácilmente en los anaqueles y a más bajo costo, me sale incluirlos en la dieta para sustituir tanto el pollo como la carne que están imposibles de pagar”, dijo Mariela Gómez, vecina de Carrizal.
–Antes tampoco me gustaba acudir a los fulanos mercados al aire libre pero con las colas que se forman para entrar a las cadenas privadas y del Estado y mi falta de tiempo libre por el trabajo no he tenido más opción que visitar los tarantines que instalan durante los fines de semana. Para mi sorpresa, las frutas, verduras y legumbres son más frescas y económicas, pero los víveres suelen ser un poco más costosos (…) Lo único que debe cambiar aquí es la mentalidad de los gobernantes y buena parte de la población para reactivar el aparato productivo.
Johana Rodríguez – [email protected]/@michellejrl