Criollos pagaron Bs. 1.515,11 más que con respecto al primer mes del año del 2015. Aparte de la inflación deben lidiar con la persistente escasez de alimentos básicos en los estantes de los supermercados
Ocho productos subieron de precio, 17 se mantuvieron fuera del alcance de los compradores y 1.515 fueron los bolívares adicionales con respecto a enero que desembolsillaron las amas de casa durante febrero.
Las cifras corresponden con el más reciente informe del Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (Cendas), según el cual el precio de la Canasta Alimentaria Familiar (CAF) se ubicó el mes pasado en Bs. 19.858,07, por lo que se requieren 3,5 salarios mínimos para costearla.
La información no toma por sorpresa a los compradores, quienes conocen mejor que nadie los estragos de la inflación. “Uno podría entender hasta cierto punto que una camisa o un par de zapatos estén caros, pero estamos hablando de un kilo de carne que no se consigue por menos de 400 bolívares y de paso hay amenazas de que seguirá subiendo”, expresó Freda Marcano, quien este domingo recorría el mercado al aire libre instalado semanalmente en la antigua avenida Arvelo de la capital mirandina.
–Hacer mercado se ha convertido en un deber agotador. Antes era parte de la rutina pero ahora es una tarea extrema que requiere labores de investigación para ver en qué locales están despachando mercancía y a qué terminal de número de cédula están atendiendo, además del cálculo de inflación porque todas las semanas es un precio distinto y si le compras a los revendedores la situación empeora porque te venden hasta cinco veces más caro de lo establecido cada producto.
Aparte de los altos costos que causaron estragos en pescados y mariscos (29,0 %); leche, quesos y huevos (16,5 %); carnes y sus preparados (11,1 %); azúcar y sal (9,7 %); café (9,2 % ); grasas y aceites ( 4,7%); raíces, tubérculos y otros (1,8 %) y cereales y productos derivados (0,2 %), los altomirandinos deben lidiar con los persistentes problemas de escasez de los rubros básicos.
“Este lunes salí a comprar almuerzo y terminé metida en una cola para papel higiénico por la avenida Bermúdez. Vendieron 12 unidades por persona pero cuando llegué a la caja a cancelar noté que era el de mala calidad, lo que mi esposo catalogaría como una lija; en estos tiempos lamentablemente hay que llevarse lo que se encuentre. Atrás quedaron los días cuando uno se llevaba su marca favorita y escogía el tamaño o presentación de cada producto”, dijo Carolina Jiménez, vecina de la calle Cecilio Acosta de Los Teques.
Entre la espada y la pared
Quienes quieren librarse del yugo de hacer colas y preparar el almuerzo en su casa poco pueden hacer si viven de un sueldo mínimo porque, en promedio, un almuerzo en la calle está por el orden de los 370 bolívares.
“Estaba de subversivo comiendo en una panadería todos los días para evitar las benditas colas, pero cuando saqué la cuenta estoy trabajando simplemente para comer y yo tengo un anexo que pagar, así como pasaje diario para Caracas”, dijo Marcelo Morales, habitante de San Antonio de Los Altos.
–Los cestatickets me alcanzan para tres almuerzos o para un par de bolsas en el supermercado. Es frustrante ver cómo cada día el dinero rinde menos; todo está excesivamente caro y no hay aumento de sueldo que tape esta situación que estamos pasando.
La opinión es respaldada por Omar Quiñonez, quien en medio de su desesperación por conseguir pañales para su hijo de apenas tres meses de nacido, ha optado por meterse a cuanta cola ve con la esperanza de luego cambiar esa mercancía que no necesita por aquello que realmente quiere.
“Volvimos a la era del trueque. Aunque no tomo café hace un par de semanas conseguí dos kilos y los canjeé por pañales para mi chamo. Como yo cada vez son más las personas que compran lo que encuentran para luego hacer cambalaches que se concretan a través de las redes sociales”, puntualizó agregando que es la manera más viable de rendir el presupuesto “porque los fulanos bachaqueros piden hasta mil bolívares por un paquete de pañales, situación que no estoy dispuesto a alcahuetear”.