“Antes uno con un millón de bolívares -que es lo que llamamos mil tras la fulana conversión a bolívar fuerte- uno se creía millonario y amoblaba la casa, ahora con ese mismo monto no se puede ni siquiera hacer mercado”, reflexionó Maryori Sosa, quien este martes hizo una gira infructífera por varios comercios altomirandinos en busca de papel de baño.
“Mis hijos se burlan cuando yo hago este tipo de comparaciones que parecen de hace mil siglos, pero yo hace nueve años me fui con 9 millones de bolívares – el equivalente a 9 mil bolívares de ahora- a Punto Fijo y con eso hice mercado de electrodomésticos: traje televisor, lavadora, nevera, cocina, cafetera, tostadora, licuadora, vajilla, cubiertos, sábanas y hasta una cámara filmadora. Ahora con eso hago un mercado que a duras penas dura quince días en mi casa”, añadió la habitante de La Macarena.
Como ella son muchas las personas que diariamente resienten los efectos de la inflación que se “come” el sueldo mínimo que ronda los Bs. 5.600. “Lo peor es que la mercancía regulada no se consigue y el resto de los productos todos los días sube de precio: esta semana fue el turno de la pasta y el aceite regulado, que dicho sea de paso, no se encuentran casi nunca en los comercios; y está latente el incremento de la gasolina, y con eso se terminarán de alterar los precios”, reflexionó Gonzalo Jiménez.
–Aunque el Gobierno dice que el ajuste del combustible – previsto para este año tras una consulta- no incidirá negativamente en nuestra economía, es evidente que sí lo hará, porque los gandoleros exigirán un aumento y eso incidirá directamente en la distribución de los alimentos. En conclusión, nuevamente los consumidores finales seremos quienes paguemos los platos rotos al vernos obligados a pagar más dinero por menos mercancía.
Distorsión total
Los alimentos no son los únicos que diariamente presentan un precio nuevo. “Estamos tan obsesionados con comprar comida que parece ser lo único en lo que gastamos, pero la realidad es que hay que honrar otros compromisos y el dinero no alcanza más que para la comida”, se quejó Marcos Querales, vecino de El Tigrito.
–Mi sueldo íntegro más cestatickets se va en hacer mercado; con trabajos paralelos me bandeo para poder pagar la educación de mis chamos, que aunque están en colegios públicos, igual implican un gasto; eso sin hablar del alquiler de la vivienda y lo que se gasta diario en pasaje en transporte público y hasta taxis cuando llego tarde del trabajo y ya no pasan autobuses.
El entrevistado manifestó que a su juicio hay una distorsión total de la economía criolla. “No hay que ser un experto para llegar a esta conclusión. Un pantalón que hace un par de años costaba Bs. 120 ahora no se consigue por menos de Bs. 1.200 y eso si buscas las ofertas con fe, porque si te vas de bruces no te cuesta menos de 3 mil bolívares, lo que hasta fecha reciente eran tres millones de bolívares. A la gente parece que se le olvidó que nos quitaron tres ceros para disfrazar la devaluación que hoy nos asola”, dijo.
Dolor de cabeza en puertas
Entrando el segundo trimestre del año, ya son muchos los padres que comienzan a preocuparse por las venideras compras del nuevo año escolar. “Algunos piensan que soy exagerada, pero exagerados son los precios de nuestro mercado. Ya no vale la pena ahorrar porque todo encarece diariamente. Desde ya estoy buscando los uniformes para guardarlos porque no me quiero ni imaginar los costos cuando llegue el mes de agosto”, opinó Elena Carmona, habitante de Lagunetica.
–Aunque siempre le pido a Dios que sólo me dé salud para sacar a mis dos chamos adelante, últimamente estoy encendiendo las velitas para que el dinero me alcance para todo lo que tengo que pagar, porque a duras penas me llega para lo básico, eso que no cobro sueldo mínimo y me rebusco con otros tigritos por allí.
Johana Rodríguez – [email protected]/@michellejrl
