La última película de «RoboCop» comienza en Teherán, en 2028. Un grupo de robots militares estadounidenses que patrullan las calles de la capital iraní analizan a civiles en busca de enemigos. Son capaces de detectar marcadores biológicos -el sudor, el iris, las huellas dactilares, el lenguaje corporal- y escanear sus cuerpos en busca de armas o bombas. Un grupo de terroristas suicidas lanza un ataque, y las máquinas responden con frialdad mecánica.
«No hace mucho tiempo, esos serían hombres o mujeres de EE.UU. arriesgando sus vidas», dice en la película el presentador de TV (Samuel L. Jackson) que retransmite el suceso.
Esa fantasía de Hollywood podría ser realidad en un futuro próximo. Los avances tecnológicos están permitiendo desarrollar robots cada vez más autónomos. En la vida civil, esto está plagado de ventajas: desde los robots que desde hace años aspiran suelos sin despeñarse por las escaleras a los coches que Google dice que nos transportarán sin conductor. Esta misma semana se supo que los primeros camiones con piloto automático -diseñados por Daimler- ya circulan en el Estado de Nevada. En el plano militar, sin embargo, hay muchas dudas.
Vía Abc.es