Justo cayendo la tarde en la entrada del barrio La Cruz, en Caracas, nos encontramos con un hombre llamado Julián Eduardo, quien con una sonrisa en su rostro se anima a contar qué pasó con Stayfree, su famoso personaje.
Tiene 38 años. Moreno de ojos expresivos, cuenta que su nombre artístico se lo debe a su amiga Rebecca, quien lo bautizó así por la imitación tan elocuente que realizaba de la publicidad de toallas sanitarias de esa marca, hecha por Eyla Adrián.
Desde los 3 años incursionó en la danza. A los 16 puso de moda en la movida caraqueña su baile “Vogue” en imitación de Madonna. Fue un suceso. Fanáticos viajaban de todo el país para verlo.
En esta misma época dan inicio dos vidas paralelas para Julián Eduardo, la primera en la que logra ingresar a la Escuela de Danza Clásica del Teatro Teresa Carreño, y la segunda, las presentaciones como travesti.
En 1996 se convierte en el travesti más famoso del país. Encabeza la portada número 25 del periódico Urbe y hasta ese momento fue la edición más vendida ya que aparecía vestido completamente de mujer.
Los directivos del periódico le hicieron invitaciones para eventos nocturnos y en uno de ellos Stayfree decide realizar una reseña escrita. Todos quedaron sorprendidos por la frescura del contenido. Acto seguido tuvo su propia columna: “Te lo juro por Madonna”.
La fama y el reconocimiento también lo llevaron al lado oscuro. En el 2000 conoce las drogas y lo llevan a una etapa que él llama “un mundo de esplendor”. En agosto de 2003 participó en un casting en Televen. Obtuvo una participación en el programa Teleshow, donde se gana el público de las 8:00 pm. De allí saltó al famoso show nocturno “Noche de Perros” con Carlos Mata.
Para el 2005 se recuerda con un “total desgaste físico y mental”. Las drogas estaban acabando con su esplendor. Si antes se drogaba para tener vigor y energía, en ese momento al hacerlo se sentía sin ganas de nada. Empieza el abismo. Se esfuma su fama y sus sueños de ser bailarín clásico.
El dinero ganado en televisión y shows se lo gastó completamente en drogas y fiestas. Muchos le dieron la espalda excepto su familia. “Mi familia fue mi colchón, nunca me han dejado de ayudar y apoyar, siempre me han aconsejado para que me aleje de este mundo de las drogas”. También se refugia en Dios y en la Iglesia. Es asiduo visitante de la iglesia Bello Campo.
La comunidad Lgtbi, de la que siempre fue ícono, fue la primera en darle la espalda. “Fue propicio que yo conociera las drogas, muchas personas me zumbaron al piso; yo me dejé y me encantó. Nadie hizo nada por ayudarme; al contrario, muchos estaban esperando que yo cayera, me sumergían más”.
Este mundo de placeres y arrebatos también le dejó otra consecuencia. En 2007 descubrió que era seropositivo. “Mi mundo se vino abajo, mi destrucción personal se aceleró”. Consumió drogas cada vez más fuertes.
Con el tiempo y su propia fuerza de voluntad se encuentra intentando retomar el curso de su vida. Aún no se considera completamente fuera de las drogas pero asegura que está dando la batalla a través de diversas terapias que lo han mantenido alejado por buen tiempo.
En la actualidad, su día a día lo ocupa en clases de canto y por su sector sigue siendo muy popular. Camina a paso acelerado y saluda a todo el que le dice “epa Stayfree”.
“Estoy en una etapa de reconocimiento de todo lo que he hecho. Quiero regresar a los medios, sé que hay grandes tentaciones ahí y debo tener más que buena voluntad para alejarme de las drogas pero si he podido todo este tiempo, puedo mantenerme”.
Julián Eduardo te recibe y te despide sonriente, habla rápido y te mira intermitentemente. Su sueño próximo, estudiar Comunicación Social.
Entrevista testimonial realizada en marzo de 2015 para la cátedra Educación Sexual en el Periodismo, dictada por Jenny Marques en la Universidad Católica Santa Rosa.gf
Ylam Baez / Nolberto Coronado
