
Infartada. Así dijo quedar Sara Rondón al preguntar por un kilo de carne y obtener como respuesta Bs. 1.200. “Hasta hace nada nos quejábamos de que el producto había alcanzado los 400 bolívares y resulta que ya se triplicó ese precio. Cada día es más difícil dar de comer a la familia”.
Mientras los compradores combaten por igual inflación y escasez, los comerciantes se las ingenian para obtener el producto más económico y mantener cautivos a sus clientes, tarea que cada día se hace más titánica según explicó José Echeverría, presidente del mercado a cielo abierto que semanalmente es instalado en la antigua avenida Arvelo de Los Teques.
“Nuestros vendedores no compran a los mataderos sino a distribuidoras que ya ofrecen el producto con sobreprecio y evidentemente esto se refleja en el costo al consumidor. Aquí aún ofrecemos carne pero a distintos precios porque los carniceros trabajan con diversos proveedores y cada uno regatea para ofrecer los mejores costos. Hay quienes ofrecen el kilo desde Bs. 500 y otros que no pueden hacerlo por menos de 800; no se trata de especulación, tienen sus facturas para defenderse”, añadió Echeverría.
–Quisiéramos que el Gobierno nos diera acceso a la carne subsidiada que tanto anuncia para vender al precio regulado pero la verdad es que cada quien hace como puede para seguir trabajando. Hoy, por ejemplo, no vino uno de nuestros carniceros porque se negaba a vender el kilo de carne en Bs. 750 pues sabía que le traería problemas con sus compradores que se quejan de las constantes alzas; no es culpa de él sino del juego macabro que hay donde todo el mundo hace lo que le da la gana y termina pagando los platos rotos el comprador y el palo de agua lo cobra el vendedor que es insultado.
Johana Rodríguez – [email protected]/@michellejrl