“Maduro rectifica como rectificó Obama, quedamos sin casa la Guardia Nacional nos tumbó nuestras casas. Hay muchos niños”, se lee en uno de los carteles que cerca de un centenar de familias que fue desalojada el pasado viernes de la carretera Panamericana, colgó en la zona donde permanecen en campamentos improvisados.
Bajo techos de cartón y plástico para protegerse del inclemente sol, este miércoles aún permanecían cerca de un centenar de personas al borde la vía a la altura del kilómetro 3.
“Nos quitaron nuestras casas y nos dejaron aquí, sin nada”, reseñaba una de las mujeres que permanece en la zona y que duerme, junto a sus hijos, en algunos colchones en tiendas improvisadas con zinc y sábanas.
Todos formaban parte del barrio Bicentenario, una de las comunidades que el pasado viernes fue desalojada y demolida por las autoridades nacionales. “No somos malandros, ni paramilitares como dijeron. Si fuésemos malandros no estaríamos dando la cara y pidiendo un hogar. Nosotros salimos porque nos dijeron que íbamos a un refugio y solo nos dejaron guardar las cosas en unos galpones en La Yaguara”, contó Alejandra Vidal, una de las afectadas.
“Nos dieron un papelito y nos dijeron que no los botáramos porque eso nos iba a garantizar vivienda digna, pero nos mintieron porque ahora no tenemos donde vivir y demolieron nuestras casas”, soltaban los vecinos aglomerados para contarle sus problemas a la prensa.
La mayoría de las familias tenían hasta 4 años viviendo en la zona. Reseñan que durante las campañas electorales recibían bolsas de comida y hasta material de construcción a cambio de votar. “Se burlan de nosotros, es una bofetada decir que nosotros somos colombianos y paramilitares, somos venezolanos, con cédula, nacidos en la tierra de Bolívar”, agregó Alberto Bustillos, quien sigue esperando que sean trasladados a casas “dignas” tal como le prometieron.
