
Atónita se quedó Mariam Colmenares cuando por una resma de papel bond tuvo que cancelar Bs. 3.300, pese a que la regulada ronda los 1.727. “De cara al reinicio de clases y con la exigencia de arrancar con todos los implementos no me quedó más opción que pagar el exorbitante monto”.
–Vivo de un sueldo mínimo y entre los precios de la comida y el golpe de la inscripción más la lista escolar me ha tocado hacer magia; ni yo misma sé cómo he logrado cumplir con todos los compromisos devengando menos de 8 mil bolívares mensuales.
El “truco” ha incluido apartar la mercancía, pagar por cuotas y valerse tanto de la tarjeta del bono de alimentación como de las de crédito. “Una caja de colores me costó más cara que un kilo de carne; cuando uno se pone a comparar es que se nota cuan insólita es la situación económica que estamos atravesando actualmente en el país”.
–Cada libreta de una materia está en Bs. 700; tras recorrer varias librerías conté con la suerte de hallarlas en 400 cada una porque mantenían el precio viejo; igual solo en cuadernos se me fueron 4.900 bolívares y me faltaron tanto un block para dibujo como un cuaderno doble línea que no se encuentran con facilidad por el tema de la escasez de papel que se viene arrastrando desde hace un par de períodos escolares.
Quienes deben cubrir una lista de educación básica tienen que visitar más locales porque son más los implementos que solicitan por estudiante. “Me ha tocado visitar varias librerías tanto para comparar precios como para completar los útiles porque no en todos lados tienen todo lo que piden en los colegios”, dijo Romina Gallegos, quien gastó casi mil bolívares entre una caja de témpera, una pega en barra, silicón líquido y un pincel para su hija que fue promovida a quinto grado.
–Antes era un gasto que estaba previsto anualmente y no golpeaba tan duro el bolsillo, ahora descalabra toda la quincena que ya viene aporreada por los desbarajustes reinantes en los costos de los alimentos que cada día llegan más caros a los anaqueles y si caes en manos de los fulanos bachaqueros o los revendedores los números se disparan y no hay sueldo que aguante.
No hay quien viva
“Una cartulina doble faz que hace un par de años no llegaba a 5 bolívares ya no se encuentra por menos de 80; los compradores se quejan pero deben entender que nosotros lidiamos con proveedores que nos presentan precios nuevos en cada despacho”, explicó Carlos Valderrama, vendedor de una librería ubicada en el casco central de Los Teques.
–Obviamente la gente debe seguir comprando los útiles pero no es como antes que los locales lucían abarrotados y se llevaban hasta tres listas de una vez; cada año las compras son más tranquilas porque las personas apenas terminan las clases comienzan a comprar por partes y van acumulando hasta completar la lista. Pocas – en su mayoría obligadas por las circunstancias- son las personas que dejan las compras para última hora porque saben que todas las semanas los precios aumentan.
Otros vendedores consultados señalaron que años atrás muchos representantes tomaban la previsión de llevarse dos juegos de cada implemento escolar por si uno se gastaba o dañaba, pero ahora más bien buscan eliminar y ver qué pueden reciclar, por lo que hay padres que toman los cuadernos del año pasado, arrancan las hojas usadas y reutilizan las que quedan, mientras otros arman los juegos de escuadra con reglas viejas y utilizan los colores hasta que lleguen a su más diminuto tamaño.
Ni los más chiquitos se salvan
Quienes se estrenaron como padres y piensan llevar a su primogénito al maternal no se salvan de los altos precios en los uniformes. “El calzado más barato que conseguí para mi chamo que tiene apenas 8 meses está en 6 mil bolívares; no es de marca y lo perderá en menos de dos meses, es decir, me tocará hacer otro gasto similar pronto”, se quejó Carolina Muñoz, quien además gastó Bs. 1.200 en el mono y otros 900 en la franelita roja que le solicitan.
–Afortunadamente mi bebé estará en un Simoncito y aunque no piden como tal una lista, sí solicitan una colaboración con algún implemento de limpieza, lo que se hace cuesta arriba no tanto por el precio sino por la no disponibilidad en los anaqueles de los supermercados. La cercanía de clases definitivamente es el nuevo karma de los venezolanos que tenemos chamos.
Johana Rodríguez – [email protected]/@michellejrl