No hay forma de que esta crisis hiperinflacionaria pueda ser soportada por el bolsillo de los venezolanos. No hay forma de que este gobierno asuma la responsabilidad del profundo daño que ha hecho a todos los venezolanos que día a día buscamos mejorar nuestra calidad de vida. No hay forma de que el presidente de la república tome una sola medida para atacar las causas de la crisis que vivimos. Aquí no se piensa en el bienestar de los ciudadanos. Aquí no se piensa en atacar el altísimo costo de la vida que acaba con la economía familiar. Sólo ha servido este gobierno para la ineficacia, la indolencia y la corrupción. Luego de fracasar con el chip de la gasolina y el captahuellas para la compra de comida y víveres en general, nos quieren hacer creer que el cierre de la frontera o la declaratoria de estado de excepción, son la solución al problema del desabastecimiento. Definitivamente creen que el pueblo es pendejo.
Mientras tanto, el problema está allí, persistente y profundizado. Allí están los datos del Centro de Documentación y Análisis Social (CENDAS), adscrito a la Federación Venezolana de Maestros, que lo que hace es corroborar la realidad que experimentamos en nuestro día a día. En sólo un mes la canasta alimentaria subió más de un treinta por ciento para ubicarse en casi 42 mil bolívares. Casi diez mil bolívares de aumento en treinta días. Esto quiere decir que, sólo para comprar los alimentos de un mes en una familia promedio, integrada por cinco personas, se requieren casi seis salarios mínimos. En doce meses el incremento se ubica en el 228,5%. Y es totalmente inaceptable que el gobierno, que alguna vez dijo ser garante de la soberanía alimentaria, principal causante de esta situación, haga absolutamente nada para buscar la solución de este problema. ¡Qué irresponsabilidad!
Esta realidad nos obliga, a quienes aspiramos a representar al Zulia ante la Asamblea Nacional, a ofrecer propuestas que nos permitan salir de esta situación y encontrar el camino del progreso y del bienestar. Tenemos que insistir en la producción nacional. Es impresionante que hoy estemos importando casi todo lo que consumimos, cuando con todas nuestras potencialidades y ventajas, podríamos no solo autoabastecernos sino además exportar varios de los rubros para los que tenemos capacidades de producción. Por eso proponemos la discusión del proyecto de Ley de Impulso a la Producción Nacional, la cual nos permitirá recuperar nuestra productividad. Debemos buscarle una salida consensuada a la situación de las más de 1400 empresas arbitrariamente expropiadas por el gobierno. Debemos disminuir los trámites para la constitución de empresas y dar a todos los emprendedores la infraestructura e incentivos para que decidan invertir y ganar en nuestro país. Debemos generar confianza y eso se logra con seguridad jurídica y disminución de los controles que, en exceso, han servido para la corrupción.
También estamos proponiendo la Ley para la Defensa y el Mejoramiento del Salario. No puede ser posible que todo lo compremos a precios dolarizados y nuestro salario esté “bolivarizado”. Tenemos que calcular los salarios a precios internacionales con la idea de que nunca perdamos nuestro poder adquisitivo. Debemos acercar el salario al precio de la canasta básica y aprobar el bono de alimentación para los pensionados del seguro social.
Otra propuesta nuestra que ha sido manoseada por el gobierno sin ninguna intención de convertirla en letra viva, es la ya muy conocida Ley del Primer Empleo. Es necesario generar incentivos a las empresas para que contraten a jóvenes que puedan por primera vez acceder al mercado laboral con la convicción de que prestarán un buen servicio y ganarán experiencia. Que ningún joven vea atractivo irse del país. Que todos sientan que tienen excelentes oportunidades para desarrollar su vocación y producir resultados en nuestra patria. ¡Vamos adelante Venezuela! ¡Lo bueno viene ya!
Juan Pablo Guanipa V.
@JuanPGuanipa