
Los vecinos del sector El Tanque en la comunidad de Santa Eulalia están al borde de la locura con la basura acumulada a los costados de la vía principal y los callejones. El hecho de estar 10 minutos en la parada de autobuses o salir a la bodega más cercana supone un dolor de cabeza, pues el mal olor y el pésimo aspecto que presentan las calles son motivo de vergüenza para los habitantes de la zona.
Según testimonios de los afectados, las autoridades se jactan de tener al municipio en excelentes condiciones, pero basta con visitar alguna comunidad aleatoriamente para darse cuenta que realmente no es así. Los vecinos cuentan que la respuesta obtenida cada vez que se hace una denuncia es: ‘‘A la brevedad posible les normalizaremos la situación’’, sin embargo, todo ha sido ‘‘de la boca para afuera’’.
Víctor Pérez, residente del sector comentó que la situación ya se ha tornado ‘‘inaguantable’’ con el tema de la basura, pues las enfermedades, el mal olor y la horrorosa presentación que ostenta la comunidad no ha sido atendida por ‘‘quienes deberían hacerlo’’.
‘‘Hace meses que el aseo no pasa por aquí y si viene es para hacer turismo porque las bolsas que sacamos al inicio de la semana, las conseguimos en el mismo sitio días después’’, anunció al momento de señalar las montañas de basura que delimitan la carretera.
El mal servicio prestado por la Alcaldía del municipio Guaicaipuro a la hora de recoger los desechos, no sólo genera un aglomeración de bolsas de basura, sino que también contribuye al deterioro de salud en adultos y niños.
Otra residente de la zona habló sobre las consecuencias del deficiente servicio que reciben. ‘‘Como no vienen los camiones a llevarse el basurero acumulado, los perros se dan a la tarea de despedazar bolsa por bolsa en busca de algo que comer. Y eso no es todo, después que dejan todo regado, el olor putrefacto que hay en el ambiente da ganas de vomitar’’, confesó.
Pero los canes no son los únicos animales presentes en el caos causado por la basura, pues la aparición de gusanos y ratones no se hace esperar cuando pasa una semana y los camiones no han hecho el recorrido de turno para arrasar con todo lo que el basurero contiene.
‘‘En ocasiones no podemos ni ir a botar las bolsas en el lugar destinado para ello, en primer lugar, porque el olor no permite acercarnos, y por último, da asco tener que ver ratas y gusanos saliendo de las montañas de basura’’, concluyó la fémina.
En oscuridad total
Pérez también hablo sobre la importancia de la reparación y colocación de bombillos en los postes de luz, pues fácilmente podría grabarse una película de terror en la penumbra bajo la cual se encuentran sumidos los callejones y la vía principal del sector. Gracias a esta situación, los malhechores que azotan a la comunidad se encuentran ‘‘como peces en el agua’’ a la hora de ejecutar sus actos vandálicos.
‘‘Si hay luz en la calle es porque un vecino colocó bombillos fuera de su residencia, pero casi nadie lo hace porque al día siguiente amanece y el bombillo ya no está’’, explicó en tono de preocupación.
La cancha del sector también presenta deficiencias estructurales, además del alumbrado, pero a consecuencia de la falencia en el tema de iluminación, después que cae la noche es totalmente imposible practicar deporte en el lugar.
Pasan semanas sin agua
En reiteradas ocasiones se han visto en la necesidad de alquilar camiones cisterna para llenar pipotes, ollas y tanques en su casa, no obstante, la adquisición de este servicio es ‘‘sumamente costosa y la situación económica del país no es tan benévola como en años anteriores’’, afirmó un sexagenario residente.
Promesas y más promesas
El ambulatorio de Santa Eulalia sigue en lista de espera para que continúen los trabajos de remodelación en la estructura. Trabajadores del centro asistencial acotaron que la Alcaldía del municipio Guaicaipuro prometió reparar los baños de las instalaciones, sin embargo, ya han pasado meses y las obras siguen paralizadas.
Cráteres en la vía
Hidrocapital inició labores de rompimiento en la calle para refaccionar tuberías y normalizar el flujo de agua en el sector, aunque solo van dejando huecos a su paso. Los transportistas afirman que sus vehículos sufren el ‘‘esquivar un hueco para caer en otro’’.