
La cantante Katy Perry cerró el festival de música Rock in Río, con un espectáculo lleno de energía y una escenografía impecable, que incluyó todas sus canciones más famosas e hizo vibrar al público presente en la ‘Ciudad del Rock’ en Río de Janeiro.
La estadounidense, que tras actuar antes de Rihanna en la edición de 2011, llegaba en esta ocasión con el cartel de gran estrella, no decepcionó a la audiencia carioca y les ofreció desde el primer minuto justo lo que ésta quería ver.
Su canción ‘Roar’, incluida en su último álbum, ‘Prism’ (2013), supuso el comienzo de un show en el que Katy Perry fue ofreciendo uno tras otro todos sus grandes éxitos.
‘Wide Awake’, ‘Dark Horse’, ‘E.T.’ o ‘Kissed A Girl’ generaron el fervor de una audiencia que no podía disfrutar más ni de las canciones, ni de las teatrales puestas en escenas, cambios de vestuario y atrezo del antiguo Egipto incluidos, ni de una coreografía animada por numerosos bailarines.
A mitad de concierto, la artista regaló a los presentes unos minutos de cierta intimidad, con canciones como ‘By The Grace Of God’ y ‘Unconditionally’.
Pero Katy Perry, que había dejado claro desde el principio que había venido a Río para protagonizar una gran fiesta’, pronto volvió a su espectacular puesta en escena con canciones como ‘This Is How We Do’ y ‘Teenage Dream’.
El cierre, que sirvió de broche de oro tanto a su actuación como al Rock in Río llegó con la popular ‘Firework’, que encendió a una audiencia que se había pasado toda la noche coreando los estribillos de los temas de la cantante estadounidense.
Los otros grandes protagonistas del día, los noruegos A-Ha, que al igual que el Rock in Río celebran este año su treinta aniversario, llegaban a la ciudad dentro de su gira ‘Cast In Steel’ para tocar por segunda vez en el festival -la primera fue en 1991- y presentar así el correspondiente álbum homónimo, recién publicado.
Tanto el cantante de A-Ha, Morten Harket, con algunas palabras en portugués, como el propio sonido de la banda, tan característico de los años 80, cautivaron a una audiencia que se entregó a sus baladas clásicas, como ‘Cry Wolf’, ‘Hunting High And Low’ o ‘Crying In the Rain’, alternadas inteligentemente con canciones de su último disco.
Como era de esperar, el colofón del concierto llegó cuando el trío interpretó a modo de despedida su tema más emblemático, ‘Take On Me’, mientras una gran pantalla al fondo del escenario mostraba imágenes que evocaban a aquellas de su famoso vídeoclip en el que una chica se dejaba arrastrar dentro de un cómic en blanco y negro.
EFE