
Antes con la cercanía de diciembre más de uno esperaba ansioso el pago de los “aguinaldos”, dinero que era invertido en remodelación del hogar, compra de electrodomésticos e incluso para completar la adquisición de un automotor. Ahora, muchos venezolanos utilizarán el extra para poner al día sus tarjetas de crédito.
“Hace un mes fui a ver una cocina, la más sencilla que había en el local ubicado en El Cabotaje marcaba 54 mil bolívares; aunque mi bono navideño no llega ni a la mitad, decidí ahorrar para comprármela. Resulta que ayer mientras hacía una cola para comprar harina de trigo, me volví a meter en la tienda y la misma cocina marca Bs. 115 mil bolívares”, denunció Angelina Peraza, residente de El Trigo.
–Todos los días están aumentando los precios cómo les da la gana. Desde que aplicaron las fiscalizaciones todo ha ido en franca decadencia, los que no quebraron o cerraron sus puertas se mantienen trabajando a dólar negro y lo que ofrecen es incomprable. No puede ser que ni ahorrando todo el año yo pueda optar a renovar mi cocina, porque cuando complete los Bs. 115, me dirán que ya cuesta tres veces más caro.
La denuncia fue avalada por otros compradores que visitaban tiendas de electrodomésticos. “Hace unos tres años tuve la oportunidad de comprarme la lavadora secadora dos en uno, digital. Me salió una maravilla, pero se le dañó una pieza y cuando fui a averiguar cuesta 190 mil bolívares, sin incluir la mano de obra. Lo peor es que tampoco cabe la posibilidad de comprarse una nueva porque ya cuesta el equivalente a un millardo de bolívares de los viejos”, expresó Gerardo Salerno, habitante de Carrizal, quien vive de poco más de sueldo mínimo.
–Cada vez que aplican medidas económicas lo que hacen es empeorar tanto la escasez como la inflación. No podemos seguir guiándonos por la improvisación y las promesas electorales.
Johana Rodríguez – [email protected]/@michellejrl