
Han sido protagonistas de robos, hurtos, secuestros y homicidios. Las razones que los mantienen tras las rejas, en dos de las cárceles más peligrosas del país: Tocorón y la Penitenciaria General de Venezuela (PGV), son tan amplias como sus antecedentes penales.
Aunque en el pasado seguramente fueron miembros de una misma banda o enemigos, volverán a verse las caras para medir fuerzas esta vez no en el callejón de un barrio o en el patio de la cárcel donde purgan condena, sino sobre un campo deportivo defendiendo los colores de su equipo.
El enfrentamiento ya tiene fecha pautada: será el 27 de noviembre. Ese día, bajo los chaguaramos emblemáticos de la Hacienda Santa Teresa, los equipo Tocorón y PGV demostrarán, bajo fuertes medidas de seguridad y cientos de espectadores, que ahora en las cárceles venezolanas “también se juega rugby”.

“No fue idea nuestra”, aclara Alberto Vollmer, presidente de la referida empresa, al referirse a cómo llegó esta disciplina a colarse entre los barrotes, mientras muestra los campos que por segundo año consecutivo se convertirán en escenario de un encuentro histórico, único en el país.
“Realmente fue uno de los muchachos egresados del Proyecto Alcatraz, lo fuimos a visitar a la cárcel (Tocorón) y nos pidió que le regaláramos dos balones para arrancar un entrenamiento”, recuerda.
En pocos días la solicitud era cumplida, “no sólo le llevamos los balones, sino también un par de conos y chalecos; fue así como comenzaron sus prácticas con las que fueron ganando cada vez más afición entre los reos”.
Los entrenamientos iniciaron en un campo de tierra, “descuidado, repleto de basura y escombros”, agrega Vollmer; “hoy tienen grama, es una cancha que no tiene nada que envidiarle a cualquier otro espacio deportivo del país”, destaca.

“Fue como un sueño plantearnos la posibilidad de convencer a las autoridades hace dos años para que les permitieran asistir al Torneo de Rugby Sevens de Santa Teresa”, recuerda.
–Cuando llegó la fecha del torneo nos dieron el permiso, la noche antes nos dijeron que era difícil por un problema logístico; sin embargo logramos hablar con las autoridades y finalmente los trasladaron con una custodia importante.
Ese día jugaron contra el equipo de la casa, Proyecto Alcatraz. “El efecto fue extraordinario en la tribuna, fue un tema de esperanza al ver un equipo carcelario de rugby, pero además jugando de forma respetuosa y elegante”.
Esa tarde, cuando regresaron a Tocorón, fueron recibidos con aplausos por todos los luceros y líderes del penal; “les hicieron un túnel, muchos de ellos no tenían donde dormir y luego de eso se lo ganaron, subieron de rango”, recuerda Vollmer.
Es así como se dispara una mayor afición dentro del penal aragüeño: “surge otro equipo y por el éxito sale la oportunidad de crear otro en la Penitenciario General de Venezuela, ubicada en San Juan de los Morros. Tienen un nivel impresionante, están súper emocionados con la posibilidad de venir; estamos tramitando los permisos, esperamos tenerlos acá el 27 con un juego de exhibición para abrir el vigésimo Torneo de Rugby”.
Una nueva meta
Vollmer, quien hace una década creo el Proyecto Alcatraz, cuya misión es erradicar la delincuencia sin violencia y transformar el liderazgo violento de jóvenes transgresores en liderazgo virtuoso, aclara que esta nuevo reto es un trabajo de largo aliento.
“Es un tema de sembrar ciertos valores que sin duda son contagiosos, no es que ellos (presos) no tengan esos valores; todos tenemos bien y mal por dentro, el tema es como hacer que afloren”, sentencia.
Aunque la Hacienda Santa Teresa facilita entrenadores de la disciplina a los equipos ya formados en las cárceles, asegura que la idea es crear instructores dentro de los centros penitenciarios y así lograr multiplicar el rugby.
“Nos pidieron del Ministerio de Asuntos Penitenciarios introducir la disciplina en una tercera cárcel; nos encantaría seguir ayudando. Parece mentira pero en las cárceles también hay una conexión enorme con los barrios del país y muchas veces cuando ellos aprenden algo dentro de las cárceles también se replica fuera”, detalla.
Aclara que el rugby es un deporte a través del cual se pueden transmitir una serie de valores como son el respeto, el trabajo en equipo, el espíritu deportivo, la disciplina y la humildad.
“Sin la humildad los otros valores son muy difícil de llevar a cabo, acá en Santa Teresa decimos que la humildad es el valor mas inteligente porque es el que te mantiene los pies en la tierra, son pilares para tener éxito en la vida”, sentencia.
Recuerda que fue su hermano Enrique quien tuvo la idea de introducir el rugby en el Proyecto Alcatraz, “en lo que comenzamos a utilizarlo vimos el efecto que tenían estos 5 valores en el desarrollo y entrenamiento de los muchachos que estaban en rehabilitación, es por esa experiencia que ahora llega a las cárceles”.
Por ahora Vollmer finiquita los detalles del duelo deportivo entre la PGV y Tocorón. Quienes lo conocen saben lo que con Alcatraz fue capaz de lograr en El Consejo, población aragueña que gracias al proyecto dejó de ser una de las más inseguras del país, y no dudan que ese éxito se pueda replicar dentro de las que son consideradas las prisiones más violentas del mundo, las venezolanas.gf
Daniel Murolo – [email protected] / @dmurolo