A día de hoy circular por la comunidad de El Vigía no resulta un paraíso para sus propios lugareños, ya que sus cales, callejones, accesos y salidas se encuentran repletos de huecos y desperfectos viales que no permiten una fluida circulación por la zona.
Quienes van a pie por la vía deben estar alertas ante cualquier eventualidad. El estar atentos ante la aparición de un hueco que derive en una aparatosa caída significa el día a día de todos y cada uno de ellos, o al menos así lo ilustró Pedro González, morador del callejón Montenegro desde hace 65 años.
‘‘Las personas que bajan o suben por esta calle van poco a poco porque deben esquivar huecos y evitar que un carro se los lleve por delante’’ afirmó, al momento de declarar que ‘‘ni los mismos vecinos se organizan para tapar huecos o mejorar la presentación de la calle’’.
Por la inexistencia de caminerías o aceras en todo el lugar, los peatones deben lanzarse a la calle a riesgo de ser atropellado por un vehículo.
‘‘Ni siquiera hay caminerías aquí, por eso debes ir a borde de calle con el constante flujo de motos y carros; eso no es justo, necesitamos que asfalten y se construyan aceras para quitarnos esta problemática de encima’’, sostuvo González.
Por su parte, los vehículos no son ajenos al sufrimiento, pues ‘‘pareciera que condujeran por la pista rústica de La Fragua’’. Cuando no son huecos o botes de agua, los choferes intentan esquivarse entre sí para no estropear la carrocería y demás partes del carro.
‘‘Como la vía es tan angosta, muchas veces se forma una cola enorme porque hay lugares por donde no pasan dos carros a la vez y empieza el proceso de retroceso para dar paso a los otros’’, informó.
Varias colisiones se registran a lo largo de la vía principal, sobre todo por motociclistas que ‘‘se la dan de vivos y se meten entre el medio de los carros’’.
Delincuencia desatada
La vía no es el único detonante de la molestia de vecinos y personas que diariamente circulan por el lugar; los choros de la extensa región se han encargado de hacerla la vida de cuadritos a absolutamente toda la población del lugar.
González hizo énfasis en la necesidad de mayor presencia policial en distintos puntos de El Vigía porque los malandros atracan desde unidades de transporte hasta peatones que van por la vía.
‘‘Esta semana hubo un paro de transporte por el robo de una unidad de transporte, pero en días anteriores se han registrado robos a mano armada y demás. Aquí hay que hacer algo, sino la delincuencia va a seguir con el moño suelto, tal y como lo ha hecho hasta ahora’’, explicó.
La vía principal y sectores aledaños tienen un pésimo adorno con grandes extensiones de maleza. Esta situación deriva en perfectas guaridas para los antisociales antes y después de cometer sus fechorías
Recogen la basura consecuentemente
Dentro de la marea de problemas en los cuales se ahogan los lugareños, la recolección de desechos sólidos en el lugar es calificada como ‘‘decente’’. Tres veces a la semana pasa el respectivo camión que se encarga de llevarse todas las bolsas de basura que bordean el camino, no obstante, los moradores piden la instalación de contenedores para depositar los desperdicios, de lo contrario, los perros seguirán regándolos por la calle.
El alumbrado es pésimo
El apartado lumínico en el sector va de mal en peor cada hora que transcurre. Los bombillos y reflectores ubicados en los postes se encuentran fuera de servicio, transformando la comunidad en una boca de lobo después de las 6:00 pm.
‘‘Ni un bombillito colocan aquí y esa es una de las necesidades primordiales de la comunidad. Con la calle alumbrada podríamos erradicar los focos de delincuencia que nos azotan actualmente’’, alegó González.
Frederick Ortiz
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