Padeciendo de cáncer de garganta este jueves perdió la batalla contra el mal. Sus restos están siendo velados en la Funeraria José Gregorio Hernández
El de los cuentos, las historias, quien tiene cada uno de sus relatos en cuadernos que dejan registro de la historia de la capital Miranidna, quien por más de 40 años fue el cronista silvestre de Los Teques, y nombrado formalmente por el concejo municipal el pasado mes de septiembre, apagó su luz este 24 de diciembre a causa de una mala jugada del destino y padeciendo cáncer de garganta. Salvado Chito Aguilar, a sus 82 años de edad.
Autor de cuatro libros, dejó aún sin publicar su quinto texto donde muestra el secreto mejor guardado del indio Guaicaipuro y de las piedras que hoy se exhiben en la plaza Guaicaipuro de la ciudad.
Alejandro Aguilar, hermano de Chito señaló que su antecesor, Ildefonso Leal, le decía que era un extraordinario fabulador de la ciudad. “Yo soy un cuentero que lleva eso a la crónica“.
– El anterior cronista mandaba a much0os a hablar con Chito que se sabia toda la historia de esta ciudad!, dijo.
Sus cinco libros: Del pueblo al llano de Miquilén, Don Abundio y sus fantasmas, Concierto de pájaros de otros cuentos, Guaicaipuro, la leyenda y Los nadie. Esta ultima o0bra fue bautizada el 10 de octubre de este año en la capital mirandina.
Su hermano comentó con lagrimas que esperaban permiso para salir, que Chito conocía cada rincón y personaje de Los Teques
. “Su ultimo libro, que aún no ha publicado lo bautizó en machote con maíz, porque el decía que no iba a romper una rosa para bautizar su libro. Mi hermano es un gran fabulador. No existe un embustero mayor que mi hermano, el era Presidente del consejo mundial de embustero. Representante de Dios en la tierra, capítulo Venezuela, es el único nombrado por Dios“, dijo.
Nacido el 8 de octubre de 1933, escribió su ultima obra “El secreto de Guaicaipuro“ en el que cuenta la leyenda que sus lectores podrán ser acusioso y develar lo que esconde el indio.
“Cuando eramos pequeño siempre fue fabulador. Era saltador de puertas falsas, era muy enamorador y sus novias siempre le dejaban la puerta abierta y de eso hay muchas anécdotas. Las damas tequeña lo recuerdan con mucho afecto!.
Otra amiga, Digna Muñoz, comentó que conocía a Chito desde que el tenia 14 años. “Cuando estábamos pequeños nos caímos a golpe porque no nos dejaban jugar en el parque frente el Grupo Escolar Paraguay. Chito fue un gran personaje, se dedico en cuerpo alma y vida. El no se fue y vivirá en el alma de Guaicaipuro“, dijo.
“Mi gran batalla“
En el bautizo de su libro, el pasado mes de octubre, dijo “…Soy un hombre afortunado, con una maravillosa familia y amigos que me rodean cuando enfrento la batalla más difícil de las muchas libradas en estos 82 años de vida, es un enemigo muy aguerrido, un enemigo muy bien plantado, el cáncer, y hoy puedo decirlo; tengo la fuerza suficiente para vencerlo y esta tarde, a las dos de la tarde no emitía ni un solo sonido, mi voz se había perdido, estas palabras las iba a leer Rosario, Emma o Yolmar, pero me dije: lo voy a hacer yo.
Atrás quedó el anciano pueblo, que yo lo he comparado con el paraíso terrenal, pero la vorágine del progreso lo desapareció, pero, es mi labor como cronista de Los Teques, hurgar en los recuerdos, en la memoria y traerlos a la juventud como la barbería de Pancho Zapata, como bastión de resistencia contra la transculturización musical”, expresó.
Escritor y novelista. Nació en Valencia, Carabobo, el 8 de octubre de 1933. En 1937 se traslada a Los Teques. Recibe el título de bachiller de la Misión Ribas y posteriormente se gradúa como Licenciado en Educación mención Desarrollo Cultural en la Misión Cultura.
Entre las obras de “Chito”, destacan las novelas “Del Pueblo Llamo de Miquilén” (1993), “Don Abundio y sus Fantasmas” (1996), así como los cuentos agrupados en la obra “Concierto de Pájaros y otros cuentos” (2003), y más recientemente ha sido publicada por la Asamblea Nacional (Fondo Editorial William Lara) la novela “Guaicaipuro: la leyenda hoy”.
“Tras en el olvido y en el recuerdo de pocos quedan: la blanca neblina, los fantasmas del pueblo, los aparecidos, los famosos entierros de botijuela llenas de monedas de oro, conocidas como morocotas, la tumba de Guaicaipuro y el tesoro que le acompaña hasta la eternidad, aquellos personajes que nos introdujeron en el mundo de los cuentos, historias y fábulas que bauticé como: “Los Nadie”, refirió.
Pola Del Giudice Ortiz
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