El uso inadecuado de estos medicamentos puede crear resistencia bacteriana que a la larga puede ser perjudicial a la salud al momento de tratar una enfermedad bacteriana grave
Cuando se habla de antibióticos se debe dejar claro que son sustancias producidas por hongos o bacterias, y que tienen la capacidad de destruir o inhibir el crecimiento de bacterias pero no de hongos ni de virus, por lo que su uso, debe realizarse bajo prescripción médica, pues el abuso, puede traer consecuencias en la salud de quien los consuma.
“Este tipo de medicamentos pueden retardar el crecimiento de la bacteria debido a que inhiben su metabolismo. Por eso la importancia de su uso apropiado de los antibióticos para evitar las mutaciones de las bacterias y que puedan adquirir mecanismos de resistencia que luego compliquen el tratamiento de alguna enfermedad”. “El periodo que tarda una bacteria en convertirse en resistente, varía de una a otra, y eso depende de la cantidad de antibiótico al que se está exponiendo la bacteria, la frecuencia, el tipo de fármaco y lo más importante y las características del genoma del organismo”, precisa la microbióloga Lorena Abadía.
¿Por qué los antibióticos dejan de hacer efecto? Abadía precisa que el cuerpo de las personas no se hace resistente al antibiótico, lo hacen las bacterias que son quienes reciben la acción de estas sustancias químicas, asimismo explica que estos organismos unicelulares no se hacen inmunes, sino que lo hace el cuerpo humano.
La microbióloga explica que “cuando una bacteria patógena ingresa al cuerpo, el sistema inmune la detecta como extraña y la ataca, con células (neutrófilos, macrófagos, fagocitos) y con sustancias segregadas (llamadas anticuerpos). En el sistema inmune tenemos “células de memoria”, cuya función es garantizar si en otra oportunidad nos enfrentamos nuevamente a ese mismo patógeno, lo reconozca produzca el anticuerpo en menos tiempo porque ya sabe cómo se destruye.
El peligro del mal uso de los antibióticos
Para Lorena Abadía, el uso inadecuado de antibióticos puede darse de distintas maneras, una de ellas es cuando “el médico manda el medicamento y el paciente no cumple con el tratamiento como fue indicado; si es cada 12 horas, no lo puede tomar antes ni después. No debe ingerir dos pastillas juntas porque se le olvidó la dosis de las 12 y ya van 24 horas, ya que este tipo de acciones genera que la bacteria crezca en ausencia del antibiótico y que se cree resistencia bacteriana”
Asimismo explicó que cuando los pacientes se toman dos pastillas juntas aumenta considerablemente el riesgo de toxicidad por la presencia de la sustancia química en el cuerpo de la persona, ya que está recibiendo el doble de la dosis que es realmente requerida para tratar la presencia del microorganismo.
Para la microbióloga “otro uso inadecuado es emplearlos para evitar que una persona tenga una infección (profilaxis) y lamentablemente muchos médicos y odontólogos mandan tratamientos completos en ausencia de infección, al igual que cuando los veterinarios mandan antibióticos a las mascotas cada vez que se enferman y resulta que hay muchas infecciones virales, en las cuales, estos fármacos no cumplen ninguna función por lo que abusar de ellos en los animales de compañía, es generar bacterias resistentes en nuestro ambiente, porque cada día las mascotas están más involucradas en nuestras vidas, comemos, dormimos, y jugamos con perros y gatos sin lavarnos las manos ni bañarnos, lo que hace que intercambiemos bacterias resistentes”.
“Dar antibióticos a un paciente que no lo necesite porque está enfermo por otra causa, pero no por una infección bacteriana, es agredir a las bacterias que forman parte de la flora bacteriana normal conocida como microflora o microbiota, que no producen enfermedades de los seres humanos. En nuestro cuerpo viven, por cada célula humana, 10 células de bacterias. Somos más bacterias que humanos”, sentenció Abadía, y ellas ayudan en funciones como la digestión y producción de sustancias necesarias en el organismo humano.
NDP