
Fiscales brasileños sospechan que el expresidente aceptó millonarios favores de empresas constructoras acusadas de desfalcar a Petrobras
El expresidente Lula, ícono de la izquierda brasileña, pidió a sus partidarios que lo respalden tras un polémico incidente en que fue llevado por la fuerza para que declare por el megafraude a Petrobras.
La actuación de la justicia y de las fuerzas de seguridad con el exmandatario recalentaron la crisis política que vive desde hace un año el mayor país de América Latina, hundido en una recesión económica y sacudido por las revelaciones de una trama de multimillonarios sobornos en la petrolera estatal.
El sábado, unos 500 simpatizantes de Luiz Inacio Lula da Silva se agolparon frente a su vivienda en Sao Paulo y hasta la propia presidenta Dilma Rousseff viajó desde Brasilia para apoyarlo personalmente.
«Lula estuvo muy animado durante el encuentro que tuvimos junto con la presidenta Dilma para apoyarlo. La presidenta dijo: ‘Lula, eres muy importante para el pueblo y para Brasil’. Y Lula me dijo que se sentía muy motivado para la lucha», dijo el diputado oficialista Vicente da Silva tras la reunión.
La fotografía de Rousseff junto a Lula saludando desde un balcón contrastó con las celebraciones del viernes, en las que algunos brasileños convocaron a un festejo por las redes sociales para celebrar la acción policial que obligó al expresidente a dar explicaciones por el escándalo de corrupción que le costó más de 2.000 millones de dólares a Petrobras.
Y es también un retrato del momento político que vive Brasil, en el que Rousseff enfrenta dos procesos que podrían terminar anticipadamente su mandato y que son impulsados por una oposición en guerra abierta contra su gobierno.
– Favores –
Fiscales brasileños sospechan que Lula aceptó millonarios favores de empresas constructoras acusadas de desfalcar a Petrobras, una causa que investiga el armado de un sistema político-empresarial de sobornos y fraudes destinado a financiar a fuerzas aliadas al gobierno y enriquecer a los involucrados, según la describe la fiscalía.
Por esa escandalosa trama, la policía golpeó las puertas de la casa de Lula en la madrugada, en una fuerte operación que incluyó muchos efectivos armados y cortes de calles.
El carismático expresidente, que a sus 70 años se vislumbra como eventual candidato del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) para las elecciones de 2018, se declaró ultrajado, y en inflamados discursos aseguró ese viernes: «si me quieren derrotar me tendrán que enfrentar en las calles de este país».
«Estoy dispuesto a viajar por todo el país. Si alguien piensa que me va a callar con persecuciones y denuncias, yo sobreviví al hambre, y quien sobrevive al hambre no desiste nunca», dijo Lula, que de niño fue lustrabotas y luego tornero mecánico y sindicalista.
Una manifestación de apoyo al expresidente fue convocada para el martes próximo, mientras la oposición prepara hace semanas una nueva protesta el 13 de marzo para presionar por la salida de Rousseff del gobierno.
AFP