
Apolo, Canaima, Lamas, Guaicaipuro y La Hoyada eran las salas de cine que podían visitar los habitantes de la ciudad del clima ideal, quienes ahora deben trasladarse hasta Carrizal para disfrutar del séptimo arte en medio de un horario restringido producto de las restricciones surgidas por la sequía.
“Cuando vemos cómo han exterminado los lugares de recreación uno incluso llega a comprender por qué se ha desbordado el fenómeno de la inseguridad en un pueblo en el que hasta hace 15 años no era normal leer reseñas de muertos todos los días en la prensa”, dijo Aparicio Méndez, vecino de la calle Guaicaipuro que se declara nostálgico de Los Teques de ayer.
–Viniendo de una familia de deportistas me gustaba visitar el gimnasio de halterofilia, así como la cancha oficial de bolas criollas. En esta fecha mi familia se estaría preparando para asistir a las procesiones por nuestras calles, las cuales han tenido que ser abandonadas por la inseguridad. Antes uno acudía a las celebraciones religiosas hasta la medianoche, ahora a las 7:00 p.m. están despachando a todo el mundo.
Otra tradición que no sale de la mente de Méndez son las patinatas que tenían lugar en la plaza Bolívar cada vez que la Navidad decía presente. “Cerraban las calles entre las 7:00 y 10:00 p.m. y se apostaban vendedores de donas, algodón de azúcar y cotufas, era un ambiente muy bello que lastimosamente mis nietos ni siquiera pueden imaginar”.
Las memorias son compartidas por Nicolás González, habitante de El Paso que recuerda las pachangas que disfrutaba en el Club Miranda. “Mi esposa se iba con las amigas a las reuniones en el salón de fiesta y yo terminaba jugando bowling; eran otros tiempos, muy sabrosos por cierto”, agregó.
–Mis hijos tuvieron la oportunidad de irse de rumba a El Viñatero, pero mis nietos no tienen muchas opciones por lo que terminan jugando videojuegos todo el día en la casa y aunque me choca, internamente prefiero que estén bajo nuestra supervisión directa para que no estén expuestos a alguna actuación del hampa, tan recurrente estos días. Poco queda de aquel pueblo donde todos nos conocíamos y abundaban las tradiciones. Hasta la fiesta a la Virgen de Fátima que era toda una referencia en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, decayó por la inseguridad que ahora nos agobia.
A huir por
la izquierda
Cada vez que el calendario anuncia la llegada de algún receso, muchos son los tequeños que deciden visitar otras jurisdicciones para distraerse. “Aquí lo que hay es mercados para bachaquear, de resto no hay nada”, afirmó Margarita Flores, vecina del casco central de Los Teques.
–Los buhoneros se han apropiado de las calles de la capital. De noche cuando llego del trabajo solo veo a los transformistas que se apuestan prácticamente desnudos por las inmediaciones del parque Los Coquitos, son los únicos atrevidos que caminan de noche por esos lados.
Como muchos, Margarita es una de las personas que optará por quedarse en su hogar durante el receso religioso. “No hay dinero para inventar, así que prefiero pasar esos días en casa e ir uno o dos días a la iglesia. Si acaso visitaré el Centro Comercial La Cascada para que los niños se coman un heladito”, confesó.
El Jarillo, La Colonia Tovar, Higuerote y La Guaira figuran entre los destinos próximos más visitados durante la Semana Mayor. Quienes quieren rodar más optan por visitar Los Andes venezolanos o el oriente del país, figurando Puerto La Cruz y Cumaná como los más visitados.
“Antes Margarita era el sueño de todo venezolano cuando había días libres, pero con lo caro de los pasajes más la inseguridad y escasez que agobia a la isla, cada vez más personas prefieren hacer su viaje ida por vuelta a la playa más cercana y el resto quedarse en casa o comprando lo poco que se consigue en los anaqueles tras las respectivas colas. A eso se han reducido nuestras vacaciones”, dijo Maribel González, vecina de El Trigo.
Johana Rodríguez- [email protected]/@michellejrl