El base dijo adiós con 60 puntos para dar un triunfo memorable a los Lakers de Los Ángeles en el último día de la temporada
Se esperaba que el juego de despedida de Kobe Bryant sería una noche memorable, digna del jugador más sobresaliente de las últimas dos décadas. Pero nadie imaginó que sucedería de semejante manera, como siguiendo uno de tantos guiones para películas que se escriben a diario por esos predios de Los Angeles.
Colocado entre los primeros de la historia por tantas cosas repetidas en estos días: anillos de campeonato, títulos de Más Valioso, juegos de estrellas, cifras de anotación como las de un partido de 81 puntos, desde que anunció su retiro a comienzos de temporada, el astro de los Lakers fue recibiendo reconocimiento en cada plaza de la NBA. No podía ser menos en el Staples Center, donde otra leyenda del baloncesto, Magic Johnson, lo presentó como “la más grande celebridad que hemos tenido en esta ciudad por 20 años” y “el más grande en usar el púrpura y oro”, los colores de uno de los equipos más famosos.
Por supuesto que, tratándose de Los Ángeles, en la multitud de 18.997 figuraban representantes del mundo del espectáculo (encabezados por Jack Nickolson, habitué del local) y celebridades de otros sectores, además de los miles de aficionados que se regaron desde temprano por las calles aledañas. Y nadie quedaría defraudado. Al contrario, la adrenalina corrió a raudales en la medida en que el jugador anotaba puntos y se acercaba el momento del adiós.
Los Jazz –que un par de horas antes habían quedado eliminados, al ganar Houston- pusieron empeño y se fueron adelante en las cifras, sacando 15 puntos en la primera mitad. Bryant estuvo aportando para los suyos, con la intermitencia de toda la campaña en un jugador que ha padecido muchas lesiones y pasó bastantes minutos en el banco.
Armando Naranjo
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