Las autoridades dispusieron tareas sanitarias e incrementaron la vigilancia por parte de fuerzas de seguridad, una vez instaladas las operaciones de socorro
Al menos cuatro personas muertas, siete heridas de gravedad es el balance provisorio que dejó este viernes el pasaje de un tornado sobre la ciudad de Dolores, 265 km al oeste de Montevideo.
Según un comunicado del Sistema Nacional de Emergencias (SINAE) son cuatro las personas fallecidas, en tanto dos niños se encuentran en estado delicado y otras cinco personas están graves pero estables tras el pasaje del meteoro por esta localidad agropecuaria uruguaya ubicada en el departamento (distrito) de Soriano.
El prosecretario de la Presidencia, Juan Andrés Roballo, informó que las autoridades dispusieron tareas sanitarias e incrementaron la vigilancia por parte de fuerzas de seguridad, una vez instaladas las operaciones de socorro.
La situación es de “emergencia” en la zona, había dicho Roballo en una rueda de prensa anterior al conocerse la tragedia.
“Hubo cuantiosos daños materiales”, dijo a la AFP el intendente (gobernador) de Soriano, Agustín Bascou.
Los relatos
En las esquinas de esta pequeña y pacífica ciudad de casas bajas y coloridas, las gentes se agolpan y, como en una catarsis colectiva, relatan y escuchan lo que cada uno vivió el viernes a las cinco de la tarde (hora local), cuando el tornado arrasó su pueblo.
“No se puede creer”, es la frase que más repiten, mientras efectivos del Ejército, Bomberos y Policía patrullan y realizan trabajos de limpieza.
Los muertos fueron cuatro, según cifras oficiales. Los heridos se cuentan por decenas. Los afectados, todos y cada uno.
Frente a su casa cerca de la plaza central del pueblo, Eduardo Merlo, un brigadista de bomberos, saca ramas y restos de chapas bajo una copiosa lluvia.
“Nunca pasó algo así acá. La sensación es de desconcierto”, resume. Merlo describe la formación del tornado, un fenómeno bastante esporádico enUruguay según los registros históricos.
– “Nos voló todo” - Primero “vino una masa de calor” y viento. Luego un zumbido ensordecedor. “Y ahí veo el techo del vecino que voló”, describe. Algunos restos terminaron en el zaguán de su casa.
Fue afortunado. Todavía puede estar en su vivienda. Pero cientos de personas lo perdieron todo.
El agua y la luz, como ocurre en cualquier situación de este tipo, están cortadas para evitar accidentes. Los cables atraviesan las calles. Las chapas arrancadas de cuajo de los techos están regadas a lo largo y ancho de la ciudad.
Algunas quedaron atrapadas entre ramas de árboles, como abrazadas a los troncos que resistieron.
AFP