
Los “bajones” de luz se han convertido en el pan de cada día de los venezolanos, sobretodo cuando la lluvia dice presente. “En estos tiempos de tanta incertidumbre y anuncios de racionamiento eléctrico así como apagones la principal preocupación de las personas es conservar los pocos alimentos que consiguen en los supermercados después de soportar colas que sobrepasan las seis horas de espera”.
El análisis lo hace el ingeniero eléctrico egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) Carlos Federer, quien añadió que desde que el fenómeno de El Niño está causando estragos, las personas están a la expectativa de un tema que antes no estaba en el tapete, como es el eléctrico.
–Estamos afrontando un problema de índole nacional debido a que el Gobierno no le hizo frente adecuadamente al crecimiento de la carga ni la sobrevenida situación de El Niño, pese a que era perfectamente previsible desde el año 2009.
A juicio del entrevistado esta situación debía manejarse a través de la explotación adecuada de la energía térmica a través de las plantas existentes; sin embargo, “vemos que el parque térmico del país está en muy malas condiciones debido a la falta de mantenimiento por lo que la energía que se está generando no es de calidad ni resulta suficiente para cubrir la demanda de la población. Ante esto el Gobierno se ha visto obligado a recuperar plantas inoperantes, pero definitivamente eso no va a ser suficiente para cubrir la necesidades existentes”.
La situación que afecta tanto al ciudadano común como a los empresarios, es abordada de distintas maneras. “Ahora dicen que las empresas deben generar energía propia aunque eso no está establecido en ninguna ley, lo que pone a correr a aquellos que ven en jaque su producción por este motivo”, dijo.
–Estas plantas son comercializadas en dólares, divisas de la cual no disponemos. En el caso de una familia promedio de cinco personas, en primer lugar, no tiene dinero para cubrir un gasto tan oneroso como éste, y segundo, es una propuesta no factible porque hay que disponer de un gran espacio, contar con una reserva de diesel o gas y a mi juicio es un riesgo que una persona no experta maneje este tipo de equipos cuya instalación es bastante engorrosa y debe ser adelantada por especialistas en el área
Ante este panorama, Federer concluye que las familias criollas deben alejar la penumbra a la vieja escuela: con velas y fósforos. “De manera individual y familiar que intenten cubrir las necesidades con una energía alternativa no es un escenario que luce fácil”, apuntó.

–El consejo más viable para el ciudadano de a pie es que no abra la nevera con frecuencia durante un apagón para hacer que los productos se mantengan en buen estado por más tiempo. Igualmente es recomendable adquirir reguladores de voltaje para proteger los equipos, pero cada uno oscila entre 20 y 25 mil bolívares, lo que hace cuesta arriba para una persona que devenga sueldo mínimo cubrir este implemento que además no se consigue con tanta facilidad como antes por ser importado.
Medida
ineficaz
Con respecto a la medida de reducir de manera temporal el horario en los centros comerciales del país como parte del plan ahorro de energía eléctrica, Federer señaló que el propio ministro Motta reconoció lo ineficaz de la medida, “lo que a mi juicio era perfectamente predecible”.
–Si la empresa del Estado no sabe cuánto suministra a cada sector es como ir adivinando qué vamos haciendo para ver si resuelve o no. Es menester que esta problemática sea manejada por gente técnica que estuvo en la industria eléctrica durante su época dorada y conoce.
A propósito de esta situación, el Colegio de Ingenieros de Venezuela del país se reúne cada quince días y ha levantado informes de diversos aspectos que van desde la generación de energía hasta contrarios colectivos, a través de sindicatos, para conocer estado real de la industria eléctrica nacional y poder proponer soluciones realistas.
Johana Rodrí[email protected]/@michellejrl