Ganancias de taxistas alcanzan para el día a día y “empujado”

El ingreso diario de los taxistas va destinado a la compra de alimentos. ARCHIVO

“No sé cómo no he colgado los guantes”, dice un resignado taxista al interrogarle cómo va el oficio, quien añade que con lo que hace diariamente apenas le alcanza para comprar comida. “No estoy hablando de carne o pollo, sino de topocho que es lo que nutre a mi familia desde hace un par de meses”, confiesa Sergio Torres, chofer de una línea que funciona en El Paso.

–La situación está tan crítica con la inflación que si me toca parar mi Malibú por la escasez de repuestos, no sé qué iré a hacer, porque con las medidas de este Gobierno cualquier emprendimiento es cuesta arriba (…) Un día bien desesperado me puse a pensar en vender café en la calle, entonces despareció el azúcar y cuando se me ocurrió sustituirla por papelón, la panela pasó de costar Bs. 500 a 2.500. Estamos acorralados.

El relato que parece insólito se repite detrás de cada volante. Unos son más aquejados por el alto costo de la vida, otros parecen más golpeados por la escasez de autopartes automotrices, mientras quienes no faltan los que se quejan de la inseguridad que los azota.

“Ya no importa si son mujeres y van con niños, porque ya le han hecho emboscadas a amigos. Dicen por ejemplo que van a la urbanización Simón Bolívar y cuando uno llega salen par de empistolados y te encañonan. Si corres con suerte solo te quitan el efectivo y el teléfono, si la fortuna no está contigo ese día te toca decirle adiós a tu carro, que más que una propiedad es una herramienta de trabajo”, dice Marcos Suárez, transportista que cubre la ruta Los Teques – San Pedro de los Altos.

–Hemos tenido que reducir los horarios de trabajo para lidiar con la inseguridad. Se montan y desvían las unidades para robar a todos los pasajeros, es tan desesperante que por eso la propia comunidad se sumó a la acción de protesta que tuvo lugar la mañana de este jueves, porque nadie se salva a la escalada de atracos que hay en las unidades de transporte en los Altos Mirandinos.

Profesionales del volante están atrapados entre la inflación, la escasez y la inseguridad. ARCHIVO

Escasez

al acecho

Protestas, caravanas y mesas de trabajo han sido algunas de las desesperadas medidas aplicadas por los transportistas de los Altos Mirandinos que llevan más de dos años arrastrando problemas para conseguir desde cauchos, pasando por baterías, hasta filtros y aceites.

“Cuando las fiscalizaciones del 2013 las baterías costaban Bs. 600 ahora no se consiguen por menos de 70 mil bolívares y eso después de anotarte en una lista y esperar no menos de tres meses para obtenerla”, dice Carlos Pacheco, quien ha dedicado más de dos décadas a conducir su por puesto.

–Tenía una flota de seis vehículos pero con la crisis generalizada y la gente abusadora en quien no se puede confiar, terminé quedándome solo con dos carros que roto cada tanto para no darle tanta pela y no llegar al límite de paralizarlos como han tenido que hacer colegas que le sacan la chicha hasta más no poder y luego se ven obligados a dejarlos en el estacionamiento, dejando de producir dinero, lo cual no es una opción para un padre de familia como yo que tengo bajo mis hombros la responsabilidad de cuatro personas que mantener.

Menos

carreras

La economía tan golpeada como está lleva a las personas a ahorrar y evitar todo gasto que no sea esencial. “Si en un día hacía 10 carreras, ahora hago la mitad y suelen ser cerquita”, explica Daniel Jiménez, quien reconoce que tras el aumento de la gasolina la ruta más corta en Los Teques sale en Bs. 300.

–Para nadie es un secreto que la plata no alcanza y que todos estamos obsesionados con comprar comida, así que tomar un taxi se ha convertido para muchos en un lujo que simplemente no están dispuestos a costear.

La declaración es avalada por usuarios. “Hasta diciembre del año pasado tomaba religiosamente mi taxi en la plaza Bolívar hasta la urbanización La Quinta. Ahora me sale agarrar mi autobús y si se tarda mucho hasta me sale irme caminando”, confiesa Sandra Quevedo, quien dice que “no es lo mismo multiplicar 300 bolívares que 30 por 28 días. En estos días cualquier cosa desbarajusta el presupuesto familiar”.gf

Johana Rodríguez-jrodriguez@diariolaregion.net/@michellejrl

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