74 % de criollos aún no se ha beneficiado con bolsas de CLAP

Las bolsas de comida se han convertido en un dolor de cabeza.
Las bolsas de comida se han convertido en un dolor de cabeza.

Lo que se presentó como una panacea para resolver el desabastecimiento reinante en los anaqueles de los supermercados se ha convertido en un nuevo dolor de cabeza para el Gobierno. Se trata de las bolsas de comida y los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), los cuales han sido detonantes de múltiples protestas en los Altos Mirandinos.

La razón estaría vinculada al hecho de que 74 % de los venezolanos asegura no haber sido beneficiado con este mecanismo de abastecimiento casa por casa, según se desprende de la más reciente encuesta de Hinterlaces efectuada el 5 de julio para detectar lo que piensan los venezolanos sobre la OLP y los CLAP; además detalla que de las mil 580 personas entrevistadas directamente y mediante base de datos telefónica, 56 % está “de acuerdo” con el nuevo sistema de abastecimiento de alimentos para entregar las bolsas de comida en los barrios populares, mientras que 42% está “en desacuerdo”. Tan solo 2 % apuntó que no sabe no responde.

“Esta medida ha sido descabellada y mal pensada como todas las soluciones improvisadas de este Gobierno”, opinó Natalia Jaspe, residente de la urbanización La Fontanera, donde les negaron la realización de los operativos de venta de comida por no ser una zona populosa.

–Se hizo la petición y nos dijeron de frente que no porque somos una urbanización. No solo somos nosotros: en el Solar de La Quinta y otras zonas de Los Teques, lo que denota la discriminación que hay contra la extinta clase media porque en este país lo que hay somos pobres y chavistas millonarios.

En otras zonas como El Trigo, pese a ser censadas y recoger el dinero para los carnets, siguen esperando, según afirmó una vecina del edificio Apamate del conjunto residencial Lagunetica en la capital mirandina. “Todavía estoy esperando a que aparezcan y vendan la comida a precio de gallina flaca porque ya no está llegando nada a los supermercados, no importa cuántas horas de cola haga uno: no hay nada que ofrecer los clientes”, dijo Meiver Prieto.

–Lo que tienen que hacer es reactivar la producción y volver a abastecer los supermercados para que cada quien vaya cuando mejor le parezca y compre lo que necesite y desee (…) Con esas bolsas de comida ya montaron una mafia y los bachaqueros están haciendo su agosto.

Por fuera como

la guayabera

Quienes no se ven beneficiados con los operativos emprendidos por los CLAP ni tienen tiempo de hacer maratónicas colas en las afueras de los comercios de Los Teques, Carrizal y Los Salias, deben caer irremediablemente en las manos de los revendedores, quienes manejan listas de precios irrisorias.

“La paca de harina Pan que hasta hace un par de meses me vendían en Bs. 30 mil ya la están ofreciendo en Bs. 90 mil; una barra de jabón la ofrecen en Bs. 1.600 y un champú Pantene en Bs. 3 mil. Con esos precios no hay bolsillo que aguante, pero ante la escasez me toca ponerme de acuerdo con familiares, amigos y vecinos para comprar cuales mayoristas y repartirnos tanto la mercancía como el gasto”, confesó Marcia Guevara, habitante de El Jarillo.

–Siendo una parroquia foránea estamos olvidados hasta por Dios. Cuando se asoma uno que otro camión de la Polar es alcanzando por motorizados que se encargan de comprar todo para luego revenderlo al precio que les da la gana, por lo que toca ir hasta el centro de Los Teques a ver si uno corre con suerte o caer en las manos de los bachaqueros que incluso tienen sus páginas web y ofrecen servicio a domicilio. Es el descaro nivel Dios.

La situación se repite en otras parroquias como Tácata y Paracotos, donde pese a la realización de operativos y ferias por parte de la alcaldía de Guaicaipuro, los residentes solicitan mayor y más regular despacho de productos básicos.

Johana Rodríguez-jrodriguez@diariolaregion.net/@michellejrl

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