Según varios estudios, el consumo de vitamina A es esencial para prevenir la ceguera nocturna, ya que previene la xeroftalmia, enfermedad que es la principal causa de ceguera en muchas partes del mundo, especialmente en los niños.
Los síntomas o señales visibles de este padecimiento se identifican a través del desarrollo de úlceras en los ojos, visualizando que la córnea se vuelve opaca.
Dentro de los beneficios de esta vitamina destaca, además, ser un adecuado agente para el crecimiento y funcionamiento del sistema inmunitario. También mantiene la piel y las mucosas sanas, pues participa en la síntesis proteica y en la diferenciación celular. Su falta además disminuye la resistencia a las infecciones y produce alteraciones digestivas, nerviosas, musculares y en la piel.
En los alimentos se presenta en dos formas: Como retinol (vitamina A ya preformada), específicamente en aquellos de origen animal como el hígado, la leche entera y la mantequilla, principalmente.
Asimismo, como los carotenos pueden ser convertidos en retinol en el organismo, estos se encuentran en los vegetales, especialmente los rojos, amarillos y naranja: zanahorias, espinacas, tomates y algunas frutas.