
Es imposible no maravillarse al observar los Canales de Río Chico, zona barloventeña del estado Miranda, que para muchos recuerda el enramado vías acuáticas que conforman el gran complejo El Morro entre Lecherías y Barcelona en Anzoátegui, pero hay una gran diferencia entre los ubicados en el oriente y los mirandinos: los primeros fueron construidos artificialmente para poder ofrecer acceso directamente de las casas y negocios por lancha vía los canales hasta el mar.
Los pueblos de la zona fueron importantes productores de Cacao durante la Colonia, de hecho durante buena parte del siglo XVIII, a Río Chico se le llamaba la Caracas Chiquita.
En Río Chico, parte de los canales bordeados por manglares ya existían de forma natural. Pero, en los años 50, el general Pérez Jiménez lanzó un plan para aumentar la cantidad de canales (de manera artificial) y promover la construcción de casas particulares y desarrollos turísticos.
Ahora, cuenta con 140 km de canales navegables donde se practican deportes (incluyendo la pesca) y hay centenares de casas, conjuntos de apartamentos, varios hoteles, posadas, servicios como restaurantes, bodegas y tiendas, embarcaderos, y hasta una cancha de golf de 18 hoyas.

“Esta zona sigue siendo un diamante en bruto”, sentencia Roberto Castro, comerciante de Río Chico, quien destaca la gran cantidad de terreno que aún queda “disponible” para la construcción de hoteles y resort.
“Los Canales de Río Chico lo tiene todo para convertirse en un lugar tan famoso como Cancún en México”, agrega el hombre, quien espera que en un futuro próximo el país se abra a la posibilidad de que grandes cadenas de hoteles internacionales construyan en esta zona.
Daniel Murolo