
“Aquí no hay quien viva”. La expresión no hace referencia a la serie española que hasta hace unos años era transmitida por la pantalla chica, sino a la frase que repiten cientos de venezolanos cuando se topan de frente con los productos importados que poco a poco van colmando los anaqueles de los supermercados de la Gran Caracas.
“Una amiga me pasó la lista con los precios que están ofreciendo en los Pdval de Caracas y casi caí en coma cuando vi que el paquete de pañales etapa 1 marca 8.750 bolívares, mientras que los etapa cuatro alcanzan los 14.300. Si antes no me alcanzaba para la comida, con estos precios de locura menos”, confesó Marlene Díaz, madre de un pequeño de seis meses y otro de dos años y medio.
–He tenido que recurrir a los fulanos pañales ecológicos, pero sin agua ni detergente tampoco son la gran solución. En este país vamos de mal en peor y con el nuevo anuncio del Consejo Nacional Electoral (CNE) de no realizar el revocatorio hasta nuevo aviso, las esperanzas de muchos se van por el caño.
La residente de la urbanización El Paso, quien la semana pasada pagó 6 mil bolívares por un paquete de 40 unidades de pañales desechables, señaló que tendrá que volver a la práctica de pañales de tela. “Tanto mi esposo como yo cobramos más de sueldo mínimo pero con dos chamos pequeños todo se nos va en comida y gastos de medicamentos pediátricos (…) El pote de leche también se disparó a casi 5.000 bolívares, por lo cual la rendimos con Nestum (…) De paso estoy buscando presupuesto para ligarme porque con la situación país tan desgraciada que estamos atravesando lastimosamente no puedo traer más chamos al mundo porque sería destinarlos a ponerlos a pasar trabajo. Queríamos la hembrita, pero ese deseo quedará en eso, en deseo”, dijo.
Como este relato abundan en la subregión altomirandina donde prácticamente desaparecieron las filas de clientes que se apostaban en las afueras de las grandes comercializadoras a donde llegaban, cada vez con menos frecuencia, los productos a precio justo.
“Esta mañana quedé sorprendido al ver que no había ni un alma en los alrededores de Súper Líder, Makro, Fresco Market y el Central Madeirense de La Cascada, lo que solo puede significar que no tenían ni un solo producto regulado”, dedujo Pedro Flores, quien labora como taxista en la subregión.
–La pasajera que trasladaba también notó la situación y concluyó como yo que la causa es que están ofreciendo productos pero caros. Precisamente mencionó que esta semana a uno de los comercios llegó el champú Head Shoulder marcando casi 4 mil bolívares. Definitivamente así no hay quien viva.
Diversificando el menú
Con el litro de aceite en Bs. 2.390, la harina de maíz en 2.590 y la de trigo Robinson en 1.890, ahora son más las amas de casa que optan por comprar productos verdes.
“Los carbohidratos, que hasta hace poco eran considerados la comida de los pobres, poco a poco tendrán que ser eliminados de la lista de compras para que las cuentas cuadren (…) Ahora me la paso recorriendo cuanta feria agrícola me topo para subsistir a punta de ensaladas. A mí no me importa perder peso (ha dejado en el camino al menos cinco kilos este año) pero sí me estresa ver flaquitos a mis niños que estaban acostumbrados a tener charcutería en el desayuno y la cena, así como carne o pollo en cada almuerzo”, afirmó Nélida Fermín, habitante de los bloques de El Paso.
–Las bolsas de los fulanos Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) se convirtieron en una leyenda urbana; fue un bochinche: llegaban cuando les daba la gana y la prioridad la daban a los amigos de los que se encargan de ejecutar la iniciativa. De ñapa, llegaban chucutas, realidad que se repite en cada rincón donde decidieron aplicar esa medida que terminó siendo otro pañito de agua caliente. Los venezolanos estamos pasando hambre ¿Lo más triste? Aún no tocamos fondo.gf
Johana Rodríguez [email protected]/@michellejrl