Todo el tráfico transmitido a través de esas redes, incluyendo mensajes personales, contraseñas, documentos y mucho más, puede ser fácilmente interceptado por los ciberatacantes
Después de analizar más de 31 millones redes WiFi públicas, o ‘hotspots’, en todo el mundo, Kaspersky Lab ha descubierto que una de cada cuatro no son seguras y representan un riesgo para los datos personales de los usuarios que se conectan.
Eso significa que todo el tráfico transmitido a través de esas redes, incluyendo mensajes personales, contraseñas, documentos y mucho más, puede ser fácilmente interceptado por los ciberatacantes.
«Aconsejamos a todos los usuarios que se mantengan alerta cuando se conecten a una red WiFi pública, que no utilicen puntos de acceso inalámbricos sin contraseñas para realizar actividades de alto riesgo, como banca ‘online’, compras, o transferencia de información confidencial». Explica el director general de Kaspersky Lab Iberia, Alfonso Ramírez. «Si ese tipo de tráfico es interceptado por un tercero, podría derivar en pérdidas graves», añade.
De acuerdo con Kaspersky Security Network, el 25% de las redes WiFi del mundo no tienen ninguna protección de cifrado o contraseña de ningún tipo. Otro 3% de los ‘hotspots’ usa WEP para cifrar datos, algo que no es del todo seguro y se puede ‘hackear’ en cuestión de minutos con herramientas que están disponibles gratuitamente en Internet.
El resto, casi tres cuartas partes de los ‘ hotspots’ WiFi utilizan una forma más segura de cifrado, basada en la familia de protocolos de Acceso Protegido WiFi (WPA). El esfuerzo requerido para proteger estas redes depende de los ajustes, incluyendo la contraseña. Por ejemplo, si se trata de una contraseña débil o públicamente accesible (que esté, por ejemplo, en pantalla en un café), un cibercriminal también podría descifrar cualquier tráfico transmitido, como explican desde Kaspersky.
Los 20 países con mayor porcentaje de ‘hotspots’ WiFi no cifrados incluyen muchos destinos turísticos: Tailandia, Francia, Israel, Estados Unidos, entre otros. Los viajeros suelen ser los usuarios más vulnerables porque el ‘hotspot’ WiFi disponible más cercano es, a menudo, la única forma de mantenerse conectados.