
Con cinco hijos, la madre soltera María Jesús Fajardo detalló con bastante angustia que al menos 20 viviendas en Ramo Verde están a punto de desplomarse por la vulnerabilidad que tienen al estar cerca del río.
Destacó que desde hace más de un año la situación ha empeorado y hasta la fecha no han recibido atención por parte de ningún ente gubernamental; sostuvo que en su humilde vivienda ya el muro colapsó y la entrada va por el mismo destino, “solo quedan pocos centímetros para ingresar a mi casa, por eso tuve que mandar a mis cinco hijos con un familiar. Considero que es un peligro tenerlos en la casa”.
Explicó que al igual que ella están otra 19 familias más que cada vez que llueve temen que las estructuras de sus hogares colapsen y se pueda generar una tragedia de grandes magnitudes; por eso solicitaron a Protección Civil y a los bomberos visitar las casas que están ubicadas cerca de la cancha para evaluar la situación y recibir ayuda por parte de Corpomiranda en relación con su reubicación en soluciones habitacionales del Gobierno en Altos Mirandinos.
Además del riesgo de colapso de 20 viviendas, Cristina Ruiz recalcó que son muchos los problemas que hay en la comunidad tequeña Ramo Verde; aseguró que están prácticamente desasistidos con relación a la salud, pues según dijo el dispensario popular está casi siempre cerrado, cuenta con pocos insumos y la atención es mala.
Precisó que hace unas semanas a su yerna se le presentó una emergencia de salud y tuvo que ir hasta el hospital Victorino Santaella; allí le controlaron la tensión y luego tuvo que caminar de madrugada con el riesgo de que la robaran, para regresar a su casa. Recalcó que la vía está en penumbra porque el alumbrado público no existe.
Con relación a la vialidad dijo que ya olvidó la última vez que hicieron un operativo de asfaltado o por lo menos de bacheo; indicó que las calles están llenas de huecos y el transporte es bastante deficiente porque a veces duran más de una hora esperando camioneticas que pasan llenas.
Fajardo agregó que las bolsas de comida de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) llegan cada tres meses, por lo que solicitó a los encargados cumplir con el compromiso y venderlas cada 21 días. BH/gf