
Con un asfaltado a medias, falta de iluminación, señalización y sin semáforos, así recibió el 2018 la principal arteria vial de los Altos Mirandinos, pese a las promesas realizadas por las autoridades regionales de rehabilitar la Panamericana.
Botes de agua que generan huecos, pasarelas a punto de desplomarse y postes sin bombillos son algunos de los problemas latentes de la vía en el tramo que corresponde al Municipio Los Salias, específicamente en la recta de Las Minas, donde los crateras provocan largas colas en hora pico.
El panorama no cambia en los kilómetros pertenecientes a Carrizal. Rita Vargas, vecina del barrio Francisco de Miranda segura que aunque finalmente y tras una espera que superó los cuatro meses las autoridades asfaltaron el tramo que habían escarificado ante de las elecciones regionales.
“Quedo mal asfaltado, trataron de rendir el poco material que tenían y dejaron zanjas y baches”, reseñó la mujer, quien desde su ventana ha presenciado gran cantidad de accidentes generados por el mal estado de la vía.
En Guaicaipuro, tramo que comunica la capital mirandina con la población aragüeña de Las Tejerías, reinan los derrumbes, troneras y la oscuridad, los habitantes de las comunidades del sector Los Limites reclaman mayor vigilancia ante la arremetida de delincuentes que se desplazan en motocicletas procedentes del estado Aragua.
Los usuarios se preguntan qué pasó con la autoridad única de la carretera Panamericana, cargo anunciado por el gobernador de la entidad a los pocos días de asumir su cargo y que hasta la fecha poco ha hecho por resolver los problemas de la vía.
Daniel Murolo