Considera que desde ahora los próximos años de vida que le quedan serán un regalo; con 50 años asegura que su vida ya la vivió. “He vivido intensamente y he tratado de ser feliz. Pero lo mejor de todo, es que como dice Frank Sinatra, lo hice a mi manera”, expresa.
Graduado en Letras y Química en la Universidad Central de Venezuela (U.C.V), César Velázquez con 22 años de experiencia en la docencia y 3 libros publicados, ha transcurrido su vida en su frenesí envuelto en el mundo artístico venezolano.
Siendo parte del universo de la farándula desde pequeño, se distinguió de su familia y de su barrio por ser un joven artístico que logró escapar de la realidad que vivía, al ser parte de Radio Rochela a los 11 años. “Yo veía todo lo que había detrás de una historia. Todo lo ficticio. Esto era mentira pero era maravilloso”, evidenció. Y siendo amante del cine se refugiaba todos los domingos junto a su hermana en los nuevos estrenos que traían la pantalla grande.
“No tenía muchas posibilidades de triunfar”, expresó. Con una infancia y juventud dada en torno a la pobreza buscaba la palanca que le permitiría ser bueno en lo que hace y equilibrar la situación en la que vivió durante años. Mientras transcurría su bachillerato se dio asilo en la química y se convirtió en la primera profesión de su vida; dejando a un lado su ruta de escape: el arte de la escritura.
Sus alumnos más cercanos y otros que no tanto, conocen cual es la película favorita del profesor de Literatura: La Sociedad de los Poetas Muertos. Lo que no saben es la razón de su amor por ella. Se encontraba en una nueva fase de su existencia, ya se había graduado en Química y ejercía su carrera durante 10 horas diarias, era hora de encontrar un estatus, pero lo que halló fue la inconformidad. Velázquez creía que se encontraba en otra etapa de depresión.
“Estaba en el cine viendo una película que me gustó mucho, se llama La Sociedad de los Poetas Muertos. Viré hacia atrás, vi el tranque en el que me encontraba y fue en ese momento en el que decidí estudiar otra cosa”, aseveró.
Un momento de revelación que lo llevó a estudiar Letras en la U.C.V., estar en diversos talleres y revivir su hambre por el conocimiento. Revela que siempre fue excesivo para aprender, mejorar sus conocimientos y estar al nivel. Volverse culto en compañía de los mejores talentos de Latinoamérica, aquellos que se encontraban en Venezuela para enseñar a esa nueva generación de artistas en la que César se encontraba.
Entró en la docencia casi por casualidad, sin ser profesor graduado comenzó a dar clases como favor a una amiga que se iba del país, y relata que desde que comenzó se vio enganchado por el mundo de la enseñanza.
El César conocido por sus alumnos se ha formado durante toda su vida. Como él expresa era obsesivo para aprender a enseñar y actualmente para enseñar como coordinador a otros jóvenes profesores a educar.
“Me gusta que la gente sea buena en lo que hace”. Anuncia que su carácter fuerte se debe a la exigencia que hace en los demás. Sin embargo, esta etapa de su vida supone un momento de calma y equilibrio, volviendo al arte que lo enamoró desde el principio: la escritura.