Este domingo el músico cumple 68 años. Prepara disco y comenzó gira. Está en remisión del cáncer. El año que viene empezará a reducir el número de medicamentos y prevé dejar de tomarlos en 2021. “El cielo es que tu alma quede en los demás”, afirma
En su juventud, Yordano no se sentía ni de aquí ni de allá. Nacido en Italia, emigró junto con su familia a Venezuela cuando tenía 3 años de edad, y fue apenas en la adolescencia, casi en la universidad, cuando empezó a sentirse caraqueño. Ahora, vive una experiencia que lo hace rememorar esos momentos.
Desde noviembre de 2014 reside en Nueva York, ciudad en la que se recupera del cáncer que se le diagnosticó. “Siempre quise vivir algún rato en esta ciudad. Cuando venía, me ilusionaba la idea de quedarme más tiempo. Se cumplió, pero no de la manera que deseaba. Ha sido un proceso de adaptación, y creo que no terminará nunca”, afirma Di Marzo.
Este domingo, 27 de octubre, Giordano Di Marzo llega a los 68 años de edad, como dejan claro sus documentos. Pero hay otra fecha, con resonancias más recientes: la de su segundo nacimiento, como varias veces ha dicho que ocurrió el 23 de enero de 2015, cuando le realizaron el trasplante de médula ósea.
La incertidumbre ha sido constante, pero el cantautor ha ido contracorriente de una enfermedad por la que incluso le dijeron que no valía la pena luchar en contra. Yuri Bastidas, su esposa, recuerda: “Nos recomendaron que fuéramos a un médico de la Metropolitana considerado una eminencia. Vio los exámenes y le preguntó a Yordano para qué quería seguir viviendo, si ya tenía toda una vida, sus hijas y una nieta. Le dio de ocho meses a un año de vida. Que tratara de estar ese tiempo feliz. Yo estaba furiosa. Recogí todos los papeles, le di las gracias y nos fuimos. Ahora mira, es el cumpleaños número cinco después del diagnóstico”.
Todo va quedando atrás. Y aunque hay un limbo emocional entre el suelo que se pisa y el que se añora, hay una certeza: la música. En Nueva York ultima los detalles de su primer disco con temas inéditos después de todo este proceso. Lo editará con Sony, un regreso a las disqueras después de estar como independiente, y trabaja junto con José Luis “Cheo” Pardo como productor, su gran aliado en el estudio durante este período, además del resto de los músicos Los Crema Paraíso, la banda de Pardo.
Este año también es el 35 aniversario de Yordano, como se titula el álbum mejor conocido como el disco negro; una obra con la que empezó a sumar éxitos al repertorio de la música popular venezolana. Además, con ese álbum homónimo, empezó a firmar diferente; y definió su nombre artístico
Pero eso es pasado. Ahora el ímpetu está en lo que vendrá, tanto el disco nuevo como la gira por ciudades de Estados Unidos, Canadá, Colombia y Chile. Venezuela, todavía no. Hay muchas ausencias en casa, entre ellas la de su hermano Evio Di Marzo, asesinado en 2018 por resistirse al robo.
-El disco se llamará Después de todo. En los conciertos que ha dado el público ha escuchado canciones como “Qué sería de mí sin ti”, que le dedica a su esposa, “Una vez más” y “¿Para qué llorar?”. ¿Es un reflejo de todo lo que ha vivido estos años?
–Este proceso comenzó en 2013, cuando aparecieron los síntomas del síndrome mielodisplásico. Cuando empecé a trabajar con José Luis “Cheo” Pardo como productor, estaba en una condición física y mental distinta. Acababa de salir del trasplante. Estaba muy frágil, casi que tuve que aprender a caminar. Eso está reflejado en las primeras canciones. Esas tres que nombraste quedaron, otras no. Me negué a un álbum como El deseo, con 18 temas. Ya 13 son muchos. Tampoco están en orden cronológico, pero está expresada toda la experiencia. Incluso, musicalmente se puede sentir, especialmente los momentos en los que empecé a sentir más energía. Además, quise abrir el disco con una de las canciones más recientes.
-¿Cuál?
–“Enamorarnos otra vez”. Es una canción que está muy arriba, con una energía actual. Lo que transmite es mucho más reciente.
-Afirma que ha nacido dos veces y también ha dicho que es muy difícil elegir cuál es su mejor disco. Este será el primero después de este segundo nacimiento. Ese tema, imagino hace alusión a comienzos en varios aspectos de su vida.
–Es la idea. Tardé mucho en definir el orden de los temas, y me basé en discos de los Beatles y los Rolling Stones. Revisé cuál era la canción de cada uno de sus trabajos. Decidí que fuera “Enamorarnos otra vez” porque tenía esos elementos que buscaba. Es un nombre abierto, sobre renacer. Posee todos esos elementos en la letra, entre realidad y fantasía. Las canciones son ficciones, pero basadas en realidades y fantasías.
-¿Es cierto que habrá un documental?
-Tuve varios problemas entre el año pasado y el actual. Yo quería que los pianos los hiciera Luis Perdomo, quien tocó conmigo hace mucho tiempo. Es muy bueno con su grupo de jazz fusión. Como se la pasa de gira por el mundo, logramos que coincidiera en Nueva York cuando teníamos sesiones de grabación. Yo iba camino al estudio y me sentí mal. Tenía alto los niveles de azúcar por una especie de prediabetes, pero no algo estable, sino debido a los medicamentos. Mi médico Sergio Giralt me ordenó que fuera inmediatamente al hospital. Le dije que no porque llevaba un año detrás de Luis Perdomo para grabar. Entonces, me dijo que corría un riesgo, pero que me mantuviera hidratado. Finalmente grabamos
-¿Y todo eso está siendo grabado para un documental?
–No todo. Yo no sé todavía cómo es. La idea la desarrolla Isaac Bencid, quien dirigió el video de “Llueve sin parar”. Sé que quiere un testimonial y que también haya música, nosotros tocando. A mí me gustó mucho Keith Richards: Under the Influence, entonces por ahí puede ir.
-Cumple años. Con el tiempo, y las experiencias, la relación con esa fecha puede cambiar. ¿Cómo es en su caso?
–Tengo sentimientos encontrados. Hay una parte de mí que quisiera fuera inadvertida, pero por otro lado me gustaría estar con mi familia, con mis amigos de toda la vida. Pero eso no es posible. Ya ni recuerdo cómo fue el último cumpleaños en Caracas. Hay una canción que dice que no hay mucho que celebrar; en un momento sentí eso. Hace un rato pensaba que mi papá cuando tenía más o menos mi edad, le dio la vuelta al mundo en velero. No tiene nada que ver, pero se me vino a la mente. Eso fue en 1984. Cuando él partió, no había pasado nada conmigo en la música, y cuando regresó, había ocurrido todo lo que sabemos con el disco negro.
-Bueno, no ha recorrido el mundo en velero, pero sí con la guitarra en la mano…
Está en remisión. El año que viene reducirá la dosis de medicamentos con el objetivo de dejarlos en 2021. Podrá decir finalmente que vivió para contarlo
-Es así. Es como una novela, una película de suspenso. Ha habido momentos muy críticos. El futuro es incierto.
-El actor Sócrates Serrano acaba de superar un cáncer. Dice que la enfermedad lo hizo replantear su relación con la fe. De hecho, preparó una obra inspirada en José Gregorio Hernández. ¿Se replanteó creencias y vínculos con la fe?
-No. Yo soy un caso que superó las probabilidades y los obstáculos con una gran ayuda, en todos los sentidos, con Yuri a mi lado, médicos y el desarrollo de la medicina. El hospital donde me tratan está en el top del mundo, pero al mismo tiempo cada día moría alguien en el piso donde me internaron. Cuando me hacían la quimioterapia en Caracas, en un lugar con gente que iba a lo mismo, nadie se me acercó o se tomó una foto. Nadie salió a decir que yo tenía cáncer. Una vez que lo hice público en el programa de Cala en CNN en Español, la empatía fue abrumadora. Tanto que pensé en decir que en realidad no tenía nada. Pero al mismo tiempo cuando llegaba a la sala de espera en La Trinidad, justo al lado estaba el espacio para los niños. Veía a niños pasando por esta situación terrible. Son experiencias individuales. Si alguien siente que hay algo que ayuda, está bien. Como decía John Lennon, «Whatever gets you thru the night». Puede ser la fe, la voluntad o la ayuda del universo que considera que no es tu momento. A veces me decían que hablara con personas que atravesaban por una situación similar, pero nunca me sentí con derecho a recomendar lo que tenían que hacer. Cada día se moría alguien trasplantado en el piso donde yo estaba. Lo veía Yuri, yo no. Muchas noches ella se quedó a dormir. Una vez pasó un susto porque vio que sacaban unas sábanas, y resultaron ser del cuarto de al lado. Yo estuve en coma tres veces. Se llegó a hablar sobre qué hacer con mi cuerpo. Esto es una entrega al proceso. Y si se sobrevive, bueno. Tal vez toda esa energía de tanta gente a través de muchos mensajes, estampitas… Siento agradecimiento. Soy un caso, pero estamos en un mundo complicado, no solo por el cáncer. Ves a niños que mueren por motivos injustos o a un niño que se enferma cuando apenas tiene meses de nacido. ¿Que a uno lo salvó la fe? ¿Un niño de dos años cómo va a tener fe? Es un ser inocente.
-Todo lo que está ocurriendo, es una buena noticia, que llega a mucha gente que está pendiente de usted
–Soy una persona que tuvo la suerte, la voluntad y el apoyo. Me considero un privilegiado y afortunado. Tengo la oportunidad de seguir haciendo mi trabajo, de estar con la mujer que amo, de ver a mis hijas y nietas. No he podido estar en contacto físico con la segunda, pero la puedo ver por Whatsapp. Uno puede ser feliz a ratos. La vida sigue. A lo que están en Caracas, echándole bolas a la vida, les digo que no se trata de evitar el pesimismo, porque uno puede ser pesimista cuando la realidad no te ayuda. Pero uno sigue con la idea de que uno puede hacer un mundo mejor cambiando una realidad. La vida sigue. Es como cuando ocurrió lo de las Torres Gemelas. Creo que fue Seinfield quien dijo que había que seguir con lo de siempre, no dejarse arrebatar lo bueno que se estaba realizando. Hay que analizar la realidad, no tomársela a la ligera, pero también hay que saber usar la información. Están los haters, como lo llaman ahora. Me mantengo al margen de las peleas buscadas en redes. Decían que el apocalipsis era un monstruo de muchas cabezas. ¿Será Internet?
-Comenzó una gira, no sé si es la más extensa de estos cinco años
–Sí, ya comenzó. Todavía no sabemos si se mantiene Chile. Hablamos con los empresarios y no se ha cambiado la fecha.
-¿Y Venezuela? En una entrevista reciente aseguró que hay un tema ético sobre venir al país
–No siento que sea ético ir a Venezuela en este momento. Si voy a tocar, debo cobrar. Hay algo que me dice que no es ético hacerlo cuando la mayoría de los venezolanos atraviesan esta situación. He tenido ofertas. Además, hay otros motivos personales y emocionales. La muerte de Evio Di Marzo, mi hermano. Hay asuntos muy íntimos. La última vez que fui a Caracas no pude estar en mi apartamento más de una hora.
-¿Por qué?
–Hay un dolor que empieza a salir. Se pone heavy.
-Sé que el asesinato de Evio di Marzo el año pasado lo afectó incluso en la salud. ¿En algún momento pensó en volver hacer música junto con su hermano?
-No. Hablábamos de cuestiones familiares. A él lo mataron un domingo o un lunes. Pocos días antes había hablado con él. Yo estaba de viaje por una presentación. Le dije que conversaríamos sobre un asunto familiar a mi regreso a Nueva York. Llegué, estaba cansado y dije que lo llamaría al día siguiente. En la noche me enteré de lo que había pasado. Estaba hablando por Whatsapp con Cheo, quien me preguntó si había pasado algo con Evio. Creo que le había llegado un mensaje por otra conversación. Le contesté que no sabía nada. Parece que a Yuri le habían dicho algo, pero no estaba confirmado y no me había informado. Entonces me llamó mi hija Camila llorando. Eso me afectó muchísimo, todavía.