Cecodap: el caos en concierto fue por falta de medidas de seguridad


La directiva de los Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap) considera que la actitud de los jóvenes se puede asociar “al menor control que hay y a la mayor impunidad por parte del Estado, lo que, obviamente, incrementa los niveles de violencia, porque hay mayor oportunidad de cometer actos violentos y que no haya castigo”
El concierto de trap Banderas blancas del cantante venezolano Neutro Shorty, que dejó una adolescente muerta y decenas de heridos tras una estampida en el Parque del Este el pasado sábado 9 de noviembre, suscitó gran revuelo en la sociedad sobre la responsabilidad de lo sucedido o si era una crónica anunciada por el estilo de música que se presentó y el público al que estaba dirigido.

La psicóloga Mariana Misticoni, integrante del equipo de los Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap), organización de derechos humanos que promueve el buen trato a la niñez y adolescencia en familias, escuelas y comunidades, considera que el desenlace fatal del concierto se dio porque hubo muchas deficiencias. “Hubo faltas que no se cumplieron en cuanto a las medidas de seguridad y medidas básicas de resguardo para los asistentes”, afirma la especialista. “En primer lugar, no hubo de parte de la empresa organizadora ni del Estado un apoyo o una consideración de medidas de seguridad básicas, y tampoco se consideró el espacio donde se realizaría el concierto porque en un espacio público como el Parque del Este, que no es un espacio adecuado para ese tipo de eventos”, sostiene Misticoni.

Explica que faltó apoyo por parte del Estado con cuerpos de seguridad para el ingreso del público, porque a pesar de que en el parque siempre hay milicianos, ellos no están capacitados para controlar este tipo de eventos, mucho menos para evitar el ingreso de armas de fuego o blancas, bebidas alcohólicas y drogas.

Para Cecodap, otra de las fallas en el concierto de Neutro Shorty fue que no hubo regulación del número de personas que podían ingresar porque la convocatoria fue “literalmente abierta” y rebasó los límites.

El trap no tiene la culpa

Por otra parte, Mariana Misticoni rechaza que se busque responsabilizar a las familias y a los adolescentes “como culpables” de lo sucedido. Afirma que estos jóvenes “son una población vulnerable porque están en una edad donde no miden riesgos y solo se dejan llevar por el deseo de la recreación”, aunado a que en el país son muy escasas las opciones de entretenimiento, especialmente para los adolescentes que no tienen ingresos propios y dependen de la economía familiar.

Igualmente, la representante de Cecodap afirma que no se puede acusar al trap de ser responsable del desenlace fatal: “Para nuestra mirada, esto no es una causa, aunque puede influir, porque quizás hay llamados a ‘no te cales esto’, ‘no te aguantes esto’, ‘reclama por esto’; pero creo que no hay que relacionarlo porque considero que si hubiese sido otro tipo de música como techno, también hubiese habido este tipo de descontroles porque no había las medidas adecuadas. Cuando no pones medidas no puedes pretender que la gente simplemente asuma por conciencia propia un comportamiento adecuado”, enfatiza la psicóloga.

A juicio de la especialista en el comportamiento humano, en líneas generales el país no está capacitado para asumir ciertas normas que se esperan en este tipo de eventos.

Al ser consultada sobre la violencia en los adolescentes actuales, Mariana Misticoni explica que la actitud de los jóvenes ahora se puede asociar “al menor control que hay y a la mayor impunidad por parte del Estado, lo que, obviamente, incrementa los niveles de violencia porque hay mayor oportunidad de cometer actos violentos y que no haya castigo”.

Para evitar este tipo situaciones, la psicóloga de Cecodap recomienda a las familias mayor supervisión a los menores de edad, estar pendientes del tipo de eventos a los que van sus hijos, saber con qué personas van a asistir, conocer las condiciones del evento y ofrecerse a acompañarlos para observar de primera mano las condiciones, y no dejar la decisión de asistir al libre discernimiento del adolescente.

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