El embajador de Colombia ante Venezuela, Armando Benedetti, apareció inesperadamente el viernes 17 de marzo en Washington para, según dijo, sostener una agenda de alto nivel con funcionarios del Departamento de Estado, la Casa Blanca, el Congreso y otros.
A través de sus redes sociales y en un encuentro con medios de comunicación, al que asistió El Tiempo, el diplomático insistió en que el propósito de su visita era «informativo» y para explicarles a estos actores estadounidenses por qué Colombia estaba restableciendo relaciones con Venezuela.
«Ayer (viernes 17 de marzo) llegué a Washington, visité la Embajada de Colombia allí y trabajamos la agenda de lunes y martes próximos: hablaremos de Colombia, las relaciones con Venezuela y de Venezuela con el Departamento de Estado, el Congreso, exembajadores de EE UU en Colombia, Instituto de Paz y WOLA», trinó Benedetti en primera instancia.
El martes, y usando esta misma red, el embajador sostuvo que terminaba «el día con reuniones que se hicieron de forma confidencial en las que participaron miembros del Capitolio y de la Casa Blanca. Hablamos de Venezuela, y de las relaciones entre Colombia y Venezuela con el único propósito de informar y describir».
En su encuentro con la prensa, el embajador reiteró que tenía encuentros tanto «con el Departamento de Estado como con el Congreso», pero se abstuvo de precisar los nombres de sus contrapartes, que dijo desconocer en ese momento.
Aunque el embajador sí tuvo algunos encuentros durante sus cinco días en la capital estadounidense, con ONG y exembajadores de EE UU en Bogotá, tanto en el Departamento de Estado como en la Casa Blanca y en el Congreso negaron encuentros con Benedetti.
El Tiempo habló con las dependencias de la administración de Joe Biden y en todas dijeron que no se habían dado esas citas de las que habla el embajador. Este diario, a través de su corresponsalía en Caracas, le pidió a Benedetti confirmar los nombres de los funcionarios de Casa Blanca, Departamento de Estado y miembros del Congreso con quienes dijo reunirse. ¨No tengo nombres”, fue la respuesta.
Posteriormente, este diario se comunicó con fuentes de la embajada en Venezuela, quienes respondieron: «La agenda que sostuvo el embajador en Washington fue tal cual la que se hizo pública en sus redes, a través de Twitter. Benedetti fue a Estados Unidos a llevar un mensaje específico a las autoridades de allí».
Más aún, según fuentes en esa legación, «la reunión con el presidente Petro, Maduro y Benedetti en Caracas (el jueves pasado) fue por petición expresa de Estados Unidos. Un hecho que habría corroborado el propio jefe de Estado colombiano quien, desde (República) Dominicana (durante la Cumbre Iberoamericana) contó que dialogó con Maduro y está en un proceso que en el momento adecuado será público». Dicho proceso tiene que ver con «destrabar» las negociaciones entre el gobierno de Caracas y la oposición y «un posible encuentro en Bogotá”
El Tiempo consultó con una alta fuente de la Casa Blanca sobre el supuesto encargo expreso de EE UU, y esta fue su respuesta: “El presidente Petro no recibe instrucciones de nosotros, pero el tema Venezuela lo discutimos regularmente con Colombia”.
Desde el comienzo, el viaje de Benedetti sonó cuando menos inusual. De entrada, es la primera vez en por lo menos 25 años que un embajador de Colombia ante otro país se aparece por Washington a dar explicaciones frente algún tema.
Entre otras, porque esa función le corresponde al embajador ante la Casa Blanca, único autorizado para tener relación oficial con la burocracia estadounidense, y al personal de esa legación diplomática. O, en su defecto, al canciller como jefe de la cartera de Relaciones Exteriores. Salvo, por supuesto, que el intercambio se dé bajo el paraguas de organismos internacionales como ONU u OEA.
Por eso se especuló si Benedetti viajaba a Washington con una agenda sensible y secreta que incluía temas como el de Monómeros o el de Alex Saab. O, como dicen ahora las fuentes en la embajada en Caracas, para facilitar el acercamiento con la oposición venezolana.
Sin embargo, en declaraciones a la prensa, Benedetti fue enfático en que no «traía a Washington mensajes de nadie» y que el objetivo era solo informativo y sobre el estado de las relaciones colombo-venezolanas.
El Tiempo hizo una solicitud de información ante la Embajada de Colombia en Washington pidiendo confirmar si en realidad existieron reuniones con miembros del Congreso, la Casa Blanca y/o el Departamento de Estado.
La embajada respondió que había sido Benedetti quien «manifestó interés en tener una ronda de sesiones informativas sobre la normalización de las relaciones entre Colombia y Venezuela –desde la perspectiva de la embajada a su cargo»–, y que se trataba de un “tema de interés para EE UU”.
Sobre las citas, la embajada no menciona de manera específica encuentros: «En el marco de la visita del Embajador en Caracas a los Estados Unidos, esta embajada facilitó una serie de sesiones informativas, muchas documentadas en redes sociales, con entre otros exembajadores de los EE UU en Colombia y centros de pensamiento como USIP y WOLA».
USIP es un organismo independiente que opera con fondos autorizados por el Congreso, pero que no hace parte de la burocracia estadounidense. En el caso de la cita con USIP, este diario pudo establecer que algunos de sus miembros no estuvieron de acuerdo con darle audiencia a Benedetti y prefirieron no asistir.
En cuanto a Wola, que es una ONG en derechos humanos, Benedetti se reunió en la embajada con Carolina Jiménez, su presidenta.