Los Juegos Olímpicos de París entran oficialmente este miércoles en su último año antes de una ceremonia de inauguración en el río Sena, el 26 de julio de 2024, lo que supone una última recta que los organizadores afronta bajo presión, pero sin perder la confianza.
Francia «estará lista, seguro» para albergar los Juegos, aseguró el presidente galo Emmanuel Macron este miércoles durante una visita a Nueva Caledonia, aunque reconoció que el evento «es un desafío de organización» en materia de alojamiento, transporte y seguridad.
El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, de viaje a París para estar esta semana con los organizadores del evento, se mostró por su parte «muy, muy confiado» en el éxito de un evento para el que este mismo miércoles, cuando queda exactamente un año para la inauguración, se enviaron las invitaciones para participar a 203 países.
Como estaba previsto, el COI no invitó por ahora ni a Rusia ni Bielorrusia, sobre cuya paticipación la instancia olímpica aún no ha decidido.
Durante su visita a la capital gala, el presidente del COI estuvo con Bernard Arnault, presidente de LVMH, en el Grand Palais efímero de París para asistir a la oficialización de la llegada del grupo de lujo como patrocinador ‘premium’ de los próximos Juegos Olímpicos (26 julio-11 agosto de 2024).
Un aporte muy esperado de 150 millones de euros (165 millones de dólares), según una fuente cercana a las negociaciones, que permite a los organizadores cerrar casi el presupuesto a un año del evento y disipar las dudas después de una espera de varios meses.
«Faltarían unas decenas de millones de euros para alcanzar el presupuesto fijado, pero claramente es algo muy bueno, aunque ya teníamos mucha confianza», declaró el lunes uno de los responsables del Comité de Organización.
La imagen de Thomas Bach radiante junto a Tony Estanguet (presidente del Comité de Organización) y Bernard Arnault, con la Torre Eiffel de fondo, fue un mensaje fuerte para este último año de preparativos.
«Estamos en los plazos»
«No tengo grandes preocupaciones. Estoy muy satisfecho con cómo el proyecto continúa avanzando», aseguró a la AFP Tony Estanguet. «Sí, hay asuntos todos los días que hay que solucionar, pero por eso los Juegos no son en 2023, sino que son en 2024», explicó.
Algunos sondeos subrayan una ligera erosión de la adhesión popular a estos Juegos Olímpicos, pero entre los organizadores se considera que todo se desarrolla de manera positiva.
Las obras de las sedes olímpicas, sea la Villa o las instalaciones de competición, avanzan sin retrasos. «Estamos en los plazos», se enorgulleció el patrón de Solideo (organismo público encargado de las infraestructuras olímpicas), Nicolas Ferrand, hace apenas unos días.
El presidente del COI visitó el martes las obras de la Villa Olímpica, donde ya no hay grúas, y valoró los avances realizados. «Los deportistas serán muy felices aquí», confió Thomas Bach.
Si bien el presupuesto del Comité de Organización está prácticamente cubierto, los organizadores saben que tendrán que mantenerse vigilantes hasta el final por los riesgos de sobrecostes.
En lo referente a los transportes, sin duda uno de los grandes retos de los Juegos Olímpicos, «las cosas avanzan en la buena dirección», asegura una fuente cercana a las despachos olímpicos.
El exprimer ministro francés Jean Castex, ahora presidente del organismo de transportes de la región parisina (RATP), también tiene confianza en que todo estará «listo» para los Juegos, a pesar de los numerosos fallos constatados en la red ferroviaria local desde hace meses.
El asunto de la seguridad también es una de las principales preocupaciones. Un reto de máxima dificultad será la ceremonia de inauguración, que por primera vez en la historia se realizará fuera de un estadio, en el río Sena con casi 500.000 personas en el lugar, lo que ocupa y preocupa a las autoridades desde hace meses.
El asunto de la seguridad también es una de las principales preocupaciones. Un reto de máxima dificultad será la ceremonia de inauguración, que por primera vez en la historia se realizará fuera de un estadio, en el río Sena con casi 500.000 personas en el lugar, lo que ocupa y preocupa a las autoridades desde hace meses.
«Espada de Damocles»
«Claramente, nunca se ha hecho. Garantizar la seguridad en casi seis kilómetros de recorrido, con tanta gente, es un auténtico reto», resume un alto funcionario, manteniéndose en el anonimato.
La oficialización del recurso al Ejército para compensar el previsible déficit en el contingente de la seguridad privada «debería darse en las próximas semanas», asegura una fuente polícia.
Sobre los organizadores pesa además la amenaza de acciones o intervenciones judiciales en este último año. A finales de junio, dos investigaciones de la Fiscalía Nacional Financiera (PNF) conllevaron registros en las sedes del Comité de Organización (COJO) y de Solideo.
Los organizadores del evento vivieron esos días con dificultades y la amenaza de nuevos movimientos judiciales planea sobre su labor. «Es una espada de Damocles encima de su cabeza», apunta una fuente política.