La noche del viernes los efectivos adscritos a la Misión a Toda Vida Venezuela fueron sorprendidos con la orden de abandonar el punto de control.
Sin previo aviso ni comunicado, la noche de este viernes fueron desalojados los más de 20 milicianos de la Misión a Toda Vida Venezuela que desde hace cinco años trabajaban en el punto de control instalado en el Hospital Victorino Santaella (HVS).
La instalación, que según trascendió, en adelante será usada por efectivos de la policía del municipio Guaicaipuro permaneció sola desde la noche del viernes hasta el mediodía de este sábado.
Igualmente se conoció que los uniformados de verde que hacían recorridos tanto en las instalaciones internas como externas del nosocomio local, ahora tienen prohibido el ingreso al área de emergencia del único hospital tipo IV del estado Miranda, donde los hechos delictivos están a la orden del día.
“Tanto médicos como enfermeras estamos a merced del hampa durante nuestras guardias; hemos sido obligados a tratar pacientes baleados sin insumos tras ser amenazados de muerte por motorizados”, denunció un galeno que solicitó el anonimato para evitar acciones en su contra por parte de la directiva.
–Hace tiempo la desidia se apoderó de este nosocomio y si ahora de paso nos quitan a los únicos funcionarios a quienes uno podía acudir aunque sea para desahogarse, no sé qué irá a pasar en adelante en estas instalaciones. La crisis de la salud nos está arropando a todos sin hacer distingo.
Los pacientes no son ajenos a la problemática. “Anoche la oscuridad se apoderó del centro asistencial: el punto de control permaneció cerrado tras la salida de los milicianos, y no iluminaron ni el jardín terapéutico ni el helipuerto; exponiendo más a las personas que llegan en Metro y caminan por las adyacencias”, se quejó Nora Bustamante, quien tiene un familiar hospitalizado desde hace dos semanas.
–Allí uno bajaba a buscar información e incluso a buscar ayuda cuando se presentaba una situación irregular, pero ahora formalmente estamos a la buena de Dios. Esperemos que pronto reubiquen a los milicianos y los policías municipales hagan buen uso de las instalaciones y no se convierta en un hotel.
Johana Rodríguez
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Foto. Alfredo Pereira
