Tacones, lentejuelas y mucha piel se dejaba ver en las afueras de los locales nocturnos en el municipio Los Salias, donde cada viernes a partir de las 7:00 p.m. los más jóvenes y los no tanto comenzaban a aglomerarse para tratar de ingresar a consumir bebidas alcohólicas, “picar” algo y echar un pie hasta que el reloj marcara las 3:00a.m.
La imagen es solo un recuerdo. Ahora se ven muchas mesas vacías y mesoneros al acecho de las pocas personas que ingresan, de mayor edad porque son quienes tienen poder adquisitivo y pueden darse el lujo de tomarse un trago un par de veces al mes tras salir de la oficina.
“Estamos lidiando con escasez de productos líderes como la cerveza. Las botellas que nos llegan cada vez están más costosas y los clientes lo resienten. Por otro lado tenemos el desabastecimiento de alimentos que hacen que ofrezcamos menor variedad de platos e incluso nos veamos obligados a prescindir de muchos ingredientes como champiñones, palmito y crema de leche, por mencionar apenas unos”, dijo el encargado de uno de los locales visitados en San Antonio de Los Altos, quien solicitó resguardar su identidad así como el nombre del negocio.
–La situación empeora con la inseguridad. Cada vez las personas se recogen más temprano para evitar ser víctimas del hampa. Hace cuatro años cerrábamos a las 6:00 a.m.; tras la orden de cerrar a las 3:00 a.m. la acatamos, pero ahora hay fines de semana que hay tan poca gente que a las 12:00 de la medianoche estamos cerrando las puertas y así evitamos que los trabajadores se expongan al hampa.
La situación se repite en otros locales de comida que entre semana bajan las santamarías a las 7:00 p.m. y los fines de semana extienden el horario a las 9:00 p.m. “Hasta el Mc Donalds de recta de Las Minas está trabajando hasta las 10:00 p.m. porque hace poco más de un mes intentaron robar; estamos a merced de los antisociales y lastimosamente no queda más remedio que adecuar el estilo de vida”, dijo Carlos Pereira, residente de Los Castores.
Aparte de las pérdidas que vienen arrastrando en los locales, donde coincidieron que están por el orden del 80 %, han tenido que ingeniarse promociones para intentar llamar la atención de los clientes. “Si la situación persiste, o peor aún, se agudiza, muchos locales no llegarán a cierre de año”, dijo el entrevistado.
Sin opciones
Mientras los comerciantes tratan de reactivar las visitas, los otrora clientes reconocen que estas salidas, aunque añoradas, no son la prioridad. “El Día de la Madre llevé a mi viejita a comer y en unas fajitas para las dos y un par de tragos gasté 10 mil bolívares, lo cual representa una quincena de mi trabajo formal”, confesó Alejandro Meneses, habitante de La Rosaleda.
–Para cualquier salidita a comer y unas cervecitas uno debe contar con mínimo 10 mil bolívares y si vas con tu novia la cuenta se duplica (…) Con ese dinero es preferible comprar la poca comida que se encuentra en los supermercados y garantizar el almuerzo por al menos una semana.
La opinión fue compartida por Milagros Rojas, habitante de Los Picachos, quien señaló que hasta el año pasado cada viernes era día de encuentro con sus amigas en algún local saliense, costumbre que es cada vez más esporádica.
“Todo el mundo anda modo bachaquero: haciendo cola para tratar de acceder aunque sea a un paquete de harina de maíz. De paso, para nadie es un secreto que los secuestros , extorsiones y robos de vehículos están a la orden del día y la policía está tan subpagada en este país que a veces son los propios uniformados los que incurren en estas prácticas; ahora la rutina es del trabajo a la casa y viceversa. Solo cambio la ruta cuando me toca comprar según mi terminal de cédula de identidad”, añadió.gf
Johana Rodrí[email protected]/@michellejrl
