
Llegar de Caracas a Los Teques sin cola puede tomar unos 25 minutos, sin embargo, hasta 1954, no existía una carretera que permitiera llegar rápidamente de la capital del país a los Altos Mirandinos.
Gracias al gobierno de Marcos Pérez Jiménez se creó una de las principales vías de nuestro país, y también la causante de incontables accidentes automovilísticos que han cobrado la vida de miles de venezolanos.
Si en la actualidad conocemos la carretera Panamericana como “una guillotina”, no es nada comparado con la situación que se vivía en sus inicios, cuando era considerada “una de las vías más peligrosas del mundo, junto a la autopista para llegar a Cancún en México” según recuerda el historiador y cronista criollo, Idelfonso Leal.
“Al comienzo quedó muy mal trazado el camino, habían muchos accidentes, los carros chocaban, deslizaban y ocurrieron muchos derrumbes”, relata Leal con respecto a los inicios de esta arteria vial que aunque muchos no lo sepan, atraviesa Venezuela y nos conecta con el resto del continente.
La Venezuela de
Pérez Jiménez
Tal como afirma el escritor Julio Barreiro Rivas en uno de sus reportajes sobre el mariscal y estadista que gobernó el país desde 1952 hasta 1958, “si a todas las construcciones realizadas durante el gobierno del General, se le colocara su nombre, Venezuela entera se llamaría Marcos Pérez Jiménez”. Esta afirmación puede sonar a exageración, pero antes de los años 50, en nuestro territorio existían muy pocas carreteras asfaltadas y obras de infraestructura resaltantes.
El 2 de diciembre de 1955, se inauguró el tramo Caracas – Los Teques de esta vía, con la presencia de cientos de personas que estrenaron la ruta caminando hasta los pueblos de San Antonio y Carrizal, procedentes de Los Teques, para admirar la nueva creación del general, quien fue galardonado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por construir los más de 1.000 kilómetros entre la capital del país y la localidad de San Antonio del Táchira, atravesando los estados Aragua, Carabobo, Yaracuy, Lara, Trujillo, Zulia y Mérida.
Para mantener la ruta en buen estado, existía una ley que prohibía las construcciones a orillas de la vía, pero tras la caída de Pérez Jiménez ocurrida en 1958, Venezuela, incluyendo esta carretera “comenzaron a ranchificarse”, según afirma Leal, “se empezó a construir sin tener los permisos necesarios ni materiales adecuados. El 23 de enero, Casalta y la Panamericana fueron varios puntos donde se levantaron ranchos”.
Conectar todo
el continente
La Panamericana, como la conocemos, forma parte de un sistema colectivo de carreteras de más de 25.800 kilómetros de extensión y que vincula a casi todos los países del hemisferio occidental en el continente Americano. A través de esta ruta se puede viajar desde Alaska en Norteamérica hasta Chile o Argentina, dependiendo de la troncal que se elija.
“El tapón de Darien” es un tramo de 87 kilómetros de selva montañosa ubicado entre el extremo este de Panamá y el noroeste de Colombia, que impide que la conexión total entre las Américas, y para el cual se están desarrollando dos proyectos para conectar finalmente las vías, “La transversal de las Américas” y “las autopistas de las montañas” o “autopistas de la prosperidad”.
Venezuela forma parte del trayecto oeste-este que debe ir desde Bogotá hasta Georgetown en Guyana, pasando por Caracas y Boa Vista en Brasil. El sistema Panamericano comprende un sinfín de caminos y rutas que pisan 20 países diferentes y cuyo recorrido en vehículo particular puede llegar a ser peligroso en ciertos sectores por las diferentes condiciones boscosas e irregulares de los terrenos, especialmente en época de lluvias.
En la actualidad, el tramo Caracas-Los Teques continúa siendo escenario de accidentes automovilísticos, que si bien se vieron reducidos en 1986 con la creación de defensas y otros métodos de seguridad, hoy persisten debido a las fallas en la vía y la imprudencia de los conductores, que contribuyen a mantener su fama de “guillotina”.
Carlos Peña- [email protected]/@Litozz