
“De aquí para allá y al final nada” es una frase que describe perfectamente la situación que viven día a día los venezolanos para adquirir carne, uno de los principales productos de la cesta básica pero que con los costos desorbitados en que la despechan es cada vez menor la cantidad que llevan a casa.
“En carnicerías resulta muy difícil comprar una cantidad suficiente que cubra al menos la dieta de una familia de cuatro personas por un mes”, aseguró Omán Gutiérrez, quien en busca de darle lo mejor a su familia se encuentra con el obstáculo del precio a la hora de cancelar el producto.
La carne molida, que puede utilizarse en diversos platos o en el desayuno tradicional, como lo es la arepa, se ubica en 90 bolívares fuertes. Con dos kilogramos ya el ciudadano estaría desembolsando casi 200 bolívares, la realidad es que no todos ganan este monto en un día completo laborado.
Por su parte, las costillas y solomo, dos de los más solicitados, mantienen un precio de 60 y 110 bolívares respectivamente.
Los mercados populares a cielo abierto son la alternativa y, aunque la diferencia por debajo no sea mucha, se ahorran una cantidad considerable, casi 10 bolívares por kilogramo. Para facilitarle el pago a las personas los vendedores de estos lugares han optado por recibir tanto cestatickets como tarjetas de débito
Carlos Sosa – [email protected] / @carlossosa7