“Yo antes era blanquita y ahora tengo la piel morena, tostada, producto del inclemente sol que he recibido durante 11 largos años de mi vida, trabajando como comerciante informal en la avenida Independencia del casco central de Los Teques”, de esta manera se expresa muy orgullosa de su oficio, Yolanda Martínez, una mirandina de 67 años de edad, quien dentro de poco venderá su bisutería, carteras, bolsos y lencería en la comodidad de uno de los 498 locales comerciales que integran el Mercado Los Teques Plaza.
Con su casco de seguridad industrial puesto para inspeccionar y hacer contraloría social sobre los avances de construcción de la nueva infraestructura comercial, Yolanda asegura sentirse muy feliz, porque ahora laborará en un local de 6 metros cuadrados, además de áreas comunes con pasillos anchos, ventilados, muy bien iluminados y baños públicos.
Desde hace más de una década, Yolanda coloca todos los días en la calle una rejita en la pared para guindar su mercancía. “Mi nuevo espacio de trabajo me gustó mucho. Me llamó la atención que este mercado dispondrá de una plaza donde la gente podrá reunirse y compartir tanto en el día como en la noche”.
En plena obra en construcción, donde se escuchan aun a los obreros culminando los detalles finales de la gran edificación, la comerciante quien tiene local asignado en el Nivel Plaza del mercado, relata que tuvo la necesidad de trabajar en la calle ante la falta de oportunidades de empleo que ha habido en el país durante muchos años, principalmente con las personas adultas mayores. “Mi esposo me dejó y me quitó su apoyo económico, por eso salí a la calle, aguantando sol, lluvia y en ocasiones hasta humillaciones, para ganarme el pan con el sudor de mi frente”.
Esta trabajadora mirandina, madre de cinco hijos y quien se considera una mujer de mucha fuerza, con espíritu de juventud y con ganas de salir adelante, expresa que el trabajo es el mejor tesoro que puede tener un ser humano.“Yo tengo 67 años, pero soy muy guerrera y quiero seguir trabajando para conseguir mis cosas y no pedirle nada a nadie. Cuando veo a los jóvenes pidiendo o haciendo una cosa indebida, me pregunto, por qué andan en eso. Sí yo que soy una persona de la tercera edad y sigo luchando, ¿Por qué ellos no luchan también para salir adelante?”.
Prensa Miranda