«La harina de maíz precocido marca 6 bolívares pero como no la encontré en ninguno de los tres supermercados visitados en Carrizal me tocó adquirirla en una bodeguita en José Manuel Álvarez, donde la pagué en 25”.
Este relato correspondiente a la ama de casa Miriam Querales cada vez se hace más recurrente entre los compradores, quienes hartos de lidiar con la escasez de productos básicos terminan pagando hasta cuatro veces más que el precio regulado.
“Así como con la harina para las arepitas que son el desayuno y cena en mi casa, pasa con la margarina, la carne y el papel higiénico; se adquieren donde los ofrezcan y por supuesto que los comerciantes se aprovechan y hacen su agosto”.
Vuela que
vuela
Pero la especulación y desabastecimiento están lejos de ser los únicos problemas de los venezolanos, pues la inflación se está “comiendo” el sueldo.
“El ajuste que hicieron fue un chiste de mal gusto porque cada dos semanas los productos exhiben un precio nuevo y no tienes más que dos opciones: o lo tomas o lo dejas”, señaló la cabeza de familia Natalia Moncada, quien añadió que “uno puede hacer ajustes en el presupuesto y privarse de ciertas cosas pero no de los alimentos básicos y menos cuando hay niños de por medio”.
Esta denuncia no es una percepción de quienes deben alimentar a su familia sino una realidad. Según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FMV), la canasta alimentaria familiar de mayo se ubicó en 5.950,59 Bs.F aumentando 505,12 bolívares (9,3%) con respecto a abril; cantidad mayor que el ajuste de 20% del salario mínimo vigente a partir del 1º de mayo, correspondiente a 409,50 bolívares.
Según el documento publicado este miércoles, la variación anualizada del costo de la canasta alimentaria para el período mayo 2013 / mayo 2012 es 57,9% (2.181,41 bolívares), lo que representa 88,8% de un salario mínimo (2.457,02 bolívares).
Igualmente, destacan que son nueve los rubros de la canasta alimentaria que aumentaron de precio durante mayo: caraotas, arvejas y lentejas, 67,6%; pescados y mariscos, 19,5%; cereales y productos derivados, 9,7%; carnes y sus preparados, 8,9%; raíces, tubérculos y otros, 6,6%; frutas y hortalizas, 6,4%; leche, quesos y huevos, 5,7%; salsa y mayonesa, 4,2% y azúcar y sal, 0,2%; apenas dos grupos mantuvieron el mismo precio de abril: grasas y aceites 89,40 bolívares y café 50,00 bolívares.
Los más
buscados
En materia de abastecimiento irregular, tema que han intentado politizar e incluso señalan algunos factores políticos que simplemente se trata de una matriz de opinión, Cendas especifica en su informe que doce productos presentaron problemas de escasez: sardinas enlatadas, pollo, carne de res, margarina, azúcar, aceite de maíz, arroz, harina de trigo, pastas alimenticias a precio regulado, harina de maíz, café y lentejas.
Estas ausencias que para muchos se han vuelto parte de la cotidianidad representan 21,05% de los 57 productos que contiene la canasta, lo que ha desencadenado impresiones sobre este estilo de vida de los criollos, quienes en promedio deben visitar hasta cinco mercados para hallar la mayoría de la mercancía que requieren.
“Ahora uno tiene un lugar para comprar el papel de baño, otro para el aceite y la harina, y así sucesivamente; es realmente crítica la situación que estamos viviendo; tanto que somos noticia hasta fuera de nuestras fronteras; es tan insólito que muchos extranjeros creen que son exageraciones”, refirió la entrevistada, quien añadió que no encuentra el Nestum para prepararle el tetero a su pequeñín de nueve meses.gf
La otra
cara
Mientras hay quienes deben hacer este viacrucis para hallar todos los productos alimenticios de la canasta, otros se aprovechan de las circunstancias para hacer un negocio.
Cada día se ven más personas en las zonas marginales que acaparan mercancía para venderla a través de las ventanas de su casa con sobreprecio.
“Tengo una vecina que de un día para otro colocó una cartulina en la que dice en letra mayúscula que sí hay harina, mantequilla y papel higiénico; el tema es que todo lo vende al triple de lo que marca en un supermercado; pero con la necesidad, así sea a regañadientes uno termina comprándole”, señaló molesta otra entrevistada de nombre Juana Hernández.
-Cuando pasan estas situaciones es cuando me pregunto por qué el Gobierno no pone mano dura. Están arrodillando a los grandes empresarios, ahuyentando la inversión y por otro lado provocan el acaparamiento y el sobreprecio. Como siempre en estas situaciones el último eslabón, el pueblo al que tanto dicen amar, es el que paga las consecuencias.
Johana Rodríguez – [email protected]/@michellejrl