
Desde pequeño siempre he sentido atracción por las islas del Caribe, y es que si bien no soy gran amate de la playa (a la cual puedo pasar años sin ir) para mí las Antillas tienen mucha historia que contar y sabores para despertar nuestro paladar.
Muchos menosprecian a las islas del Caribe al tomarlas como un todo, unificándolas en un conglomerado de territorios a dónde van los turistas a disfrutar de kilómetros de costas con aguas claras, arena limpia y mucho sol. Sin embargo no siempre fue así, pues en la época de la colonia la lucha por los territorios del Caribe dio pie a más de una guerra entre países europeos, quienes desplegaron su legado a esa zonas, y esto da origen a que la gastronomía de este nutrido grupo de islas sea variopinta y con grades alcances internacionales.
LEGADOS GASTRONÓMICOS DEL CARIBE
No se debe subestimar el legado gastronómico que las islas del Caribe han regalado al mundo gourmet internacional. Por ejemplo, a la isla de Barbados le debemos (según los entendidos) la aparición del RON y de ahí se dio a conocer a través de Inglaterra a toda Europa. El primer cultivo de café en continente americano también se lo debemos a una isla del Caribe, pues fue en 1723 cuando un explorador francés cultivó la primera planta en Martinica. De cuba surgió el arte de fumar habanos, un aroma que ha cautivado al mundo. El cultivo de una cepa de cacao hibrida en la isla de trinidad popularizó la variedad de Cacao “trinitario”, y hasta la coctelería se vio beneficiada cuando una pequeñísima isla colonia holandesa descubrió el Licor de curazao… Estos son quizás algunos de los aportes gastronómicos más relevantes que la región ha regalado a América y el mundo.

CURAZAO MÁS ALLÁ DEL DESTINO COMÚN PARA EL VENEZOLANO
Hace ya unos cuantos años se dio la oportunidad de viajar a Curazao, en ese momento el viaje significaba para mí una mochileada nueva por experimentar. El tema del sol y la playa no eran de mucho interés para mí en ese entonces pues llegaba de trabajar en Puerto Rico, por lo cual sol y arena eran parte de mí día a día, pero un mochilero nunca deja escapar un viaje.
Realmente viajar a Curazao es bastante sencillo, después de todo está ahí pegadito a Venezuela. Un vuelo de pocos minutos por una línea aérea económica llamada DAE me trasladó de Caracas a Willemstad, capital de la Isla.
Al llegar me impresiona su herencia holandesa, la cual se puede evidenciar en su increíble arquitectura que da origen a unas casitas con coloridas fachadas. El puente que se mueve para dar paso a las embarcaciones creo que puede impresionar a cualquiera, pues no te esperas algo así en una isla tan pequeña.
CON RICA HERENCIA CULTURAL
La cultura curazaleña se nutrió de esa mezcla de tradiciones y razas que pasaron durante años por el Caribe, su ejemplo más claro tal vez sea el papiamento, lengua que hablan en la isla y que según me explican algunos pobladores se originó de la mezcla del español que llevaron los colonos con el portugués que ya hablaban algunos esclavos que traían de territorios africanos dominados por Portugal. También tiene algunas palabras propias de las lenguas indígenas arahuacas y otras tantas lenguas africanas.
UN LICOR CON NOMBRE DE ISLA
Paseado por Curazao (lo cual no lleva mucho tiempo pues es pequeño) y después de haberme tomado una foto vestido con el traje típico de la isla, me dediqué a observar la propuesta de licores. Sin duda al ser un territorio con influencia holandesa la cerveza quizás tiene un papel protagónico, lo que le diferencia de otras islas las cuales tienen preferencias más marcadas hacia el ron. Sin embargo, esta pequeña nación no necesita licores internacionales pues la reina de las bebidas es autóctona y lleva como nombre simplemente “LICOR DE CURAZAO”
Cuenta la historia que cuando los españoles llegaron por estos lados, quisieron cultivar naranjas para su consumo, e intentaron una plantación en Curazao. Las condiciones climáticas de la isla no eran las mejores, pues el sol intenso, el suelo árido y las pocas lluvias dieron origen a una naranja amarga, casi agria, que los pobladores llamaron LAHARA. Los colonizadores no recolectaron este fruto pues no era nada suculento, por lo cual las naranjas cayeron, y tiempo después se descubrió por accidente que al secarse la concha al sol se producía un aceite aromático, el cual decidieron los lugareños utilizarlo para la elaboración de un licor. Años más tarde ese licor se populariza y le bautizaron con el nombre de su región de origen “Curazao”.
YO EN MI MOCHILA LLEVO
De ese viaje vinieron conmigo varias botellitas de licor de curazao, porque contrario a lo que se piensa este licor no es nada más el típico azul tan usado en los cocteles, en curazao lo venden mezclado con ron, chocolate, café, frutas y hasta Ron con Pasas…

REGALO ESPECIAL
Hace unos días una buena amiga fue a curazao y me trajo una botella de licor curazao, el cual está exquisito. Aunque es para cocteliar yo me lo tomé como aperitivo, frio de nevera (casi helado) y estoy seguro que cada vez que huela ese dejo a naranja amarga recordaré mi mochileada a Curazao.
PARA CULMINAR
No se puede dejar de ir a la playa, pues aunque no es mi gran pasión debo admitir que las playas de Curazao son paradisiacas e inolvidables… En fin, bien vale la pena escaparse y hacer una visita a nuestros vecinos de las Antillas holandesas.
Gabriel Balbás / @GabrielBalbas