El presidente electo ha llamado a sus compañeros colorados a que se ocupen de hacer bien la tarea para la que fueron elegidos
ASUNCIÓN. El multimillonario empresario Horacio Cartes, un ‘outsider’ de la política que devolvió al poder al partido Colorado que sustentó la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), asumirá el jueves la presidencia de Paraguay con la promesa de sepultar el autoritarismo.
Al presentar su gabinete este martes, Cartes, un acaudalado tabacalero de 57 años, prometió «un gobierno incluyente para todos» y dijo que se propone «responder a la esperanza» de los que lo eligieron y «ganar la confianza» de los que no lo votaron.
En un gesto para marcar su impronta, Cartes – ex dirigente del club de fútbol Libertad – nombró un equipo de gobierno que calificó como «una selección paraguaya», conformado más por técnicos de vasta trayectoria que por políticos, pasando por alto a los llamados «dinosaurios» o líderes históricos de su partido.
«Los conocí a través de su currículum, su historia de vida y por la gran honorabilidad que cada uno de ellos carga en su modelo y en toda su vida», dijo el presidente electo.
Entre los elegidos de Cartes figura el exjefe antidrogas Francisco de Vargas, perteneciente al partido Liberal, tradicional rival del Colorado, nombrado ministro del Interior.
El nuevo presidente será investido el 15 de agosto en sustitución del liberal Federico Franco, quien completó el período iniciado en 2008 por Fernando Lugo, un exobispo católico izquierdista que puso fin a 61 años de hegemonía colorada, 35 de ellos bajo Stroessner.
La asunción de Cartes permitirá superar la crisis diplomática provocada por la salida de Lugo, destituido por el Congreso en junio de 2012 por «mal desempeño», una decisión cuestionada en el ámbito internacional y que llevó a la suspensión de Paraguay en organismos multilaterales como el Mercosur y la Unasur.
Reacciones en la cúpula
Cartes, un novato en la política que votó por primera vez hace tres años, se afilió recién en 2009 al partido Colorado, el cual encontró atomizado después de la histórica derrota en 2008.
La decisión de Cartes de prescindir de los líderes del pasado, asociados con la corrupción y el clientelismo, provocó reacciones en la poderosa cúpula del centenario partido, fundado en 1887 y administrador histórico del Estado paraguayo.
Su presidenta, la senadora Lilian Samaniego, consideró que el gabinete de Gobierno «también requiere gente con perfil político y no solo técnico», si bien dijo aceptar lo resuelto por el nuevo líder de su partido.
La frondosa clientela de Samaniego está inserta entre los 300.000 funcionarios públicos, en un 70% colorados, expectantes por los nombres que irá designando Cartes para buscar su acomodo.
«Evidentemente Cartes se quiere desvincular del pasado del partido Colorado. Nadie sabe si podrá lograrlo. Es posible que tampoco le interese entrar a enderezar una estructura partidaria tan compleja. Se nota que su intención es tomar el liderazgo nacional y asumir personalmente su éxito o su fracaso», comentó la analista Gladys Benegas.
Benegas, directora de postgrado de la Facultad de Economía de la Universidad Católica, observó que Cartes, hasta la campaña electoral titular de un grupo que incluye desde tabacaleras hasta bancos, casas de cambio, unidades productivas de soja y embotelladoras de gaseosas, entre otras empresas, se comporta como lo que es, como un patrón, lo que lo ha llevado al éxito en sus negocios.
«Es el que va a tomar las decisiones y sus ministros serán como sus gerentes de quienes esperará resultados, y si no los hay, que le cobren a él», remarcó.
«A mí nadie me maneja», señaló en una entrevista Cartes, quien parece saber que está pisando un terreno difícil, en el que se expone al acecho de sus propios correligionarios. Los miembros de la cúpula colorada promovieron la destitución del presidente colorado Raúl Cubas en 1999.
El presidente electo ha llamado a sus compañeros colorados a que se ocupen de hacer bien la tarea para la que fueron elegidos.
«El diputado será diputado, el senador será senador», dijo, cerrándoles de entrada el camino para ocupar los apetecidos cargos administrados por el Ejecutivo.
«No creo que gane dinero. Al contrario, voy a gastar dinero», dijo Cartes, al tiempo que anunció que donará su salario, de unos 14.000 dólares, a entidades de beneficencia.
Agencias