El presupuesto de este año prevé el envío de 1.500 millones de dólares, de los que un 86% se destina a fines militares
El presidente de Estados Unidos anunció este miércoles un recorte de la ayuda militar y económica que anualmente envía a Egipto, en respuesta al recrudecimiento de la represión por parte del Gobierno interino de El Cairo sobre los simpatizantes islamistas. El Departamento de Estado no ha querido ofrecer cifras concretas pero ha asegurado que se trata de “cientos de miles” de dólares. Washington tiene previsto suspender el envío de tanques, aviones y misiles, así como las transferencias de dinero en efectivo destinadas directamente al Ejecutivo. Mantendrá intacta, no obstante, toda la financiación para garantizar la seguridad y la lucha antiterrorista en las fronteras y en la península del Sinaí, la de los programas de entrenamiento militar así como la asistencia a programas de salud, de desarrollo democrático y de apoyo al sector privado.
Egipto es uno de los principales receptores de fondos estadounidenses. El presupuesto de este año prevé el envío de 1.500 millones de dólares, de los que un 86% se destina a fines militares (1.300 millones de dólares) y el resto, 250 millones, a asistencia económica, de acuerdo con el informe de 2013 elaborado por el Servicio de Investigación del Congreso (CRS). Según la información adelantada el martes por la CNN, el recrudecimiento de la violencia ejercida por el Gobierno interino contra los manifestantes islamistas habría convencido a EE UU de la necesidad de poner fin a la provisión de fondos bélicos.
La destitución del poder de Morsi, impulsada por el Ejército egipcio, y la brutalidad que sus integrantes ejercieron después, puso a la Administración estadounidense en la encrucijada. El Gobierno presidido por Barack Obama se negó a calificar la salida del poder del líder de los Hermanos Musulmanes como un golpe de Estado para poder, así, salvaguardar en envío de ayuda militar a uno de sus principales aliados en Oriente Próximo -la descripción de un cambio de poder en un país como golpe de Estado invalida el envío de cualquier asistencia económica o militar por parte de EE UU, según su legislación-. Egipto, además, es un puntal para garantizar la observancia de los tratados de paz firmados con Israel en 1979. “Eliminar esa ayuda no entra dentro de los intereses de EE UU”, aseguró en agosto el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.
La reducción de la ayuda militar, sin embargo, no perjudicará a la colaboración entre ambos países en materia antiterrorista en las fronteras egipcias, en especial en la península del Sinaí. Esta cooperación es esencial para los intereses de EE UU, máxime en un momento en el que la inestabilidad en otros países vecinos como Libia o Siria está favoreciendo el asentamiento de grupos extremistas. Las operaciones contra el terrorismo islámico se sufragan con la dotación de ayuda económica y no con la militar, y esa no está previsto que se altere, de acuerdo con las informaciones de los medios estadounidenses.
De la partida total de los presupuestos de 2012 destinada a la financiación militar extranjera, casi un tercio fue a parar a Egipto (el 60% recayó en Israel). El CRS estima que con esa cantidad se sufraga el 80% de las armas que compra el Ministerio de Defensa egipcio. La colaboración de Egipto también es importante para EE UU a efectos logísticos, ya que El Cairo franquea el paso de buques de la Armada estadounidense a través del canal de Suez. Con una ayuda de 71.600 millones obtenida entre 1946 y 2011, Egipto se ha convertido en el segundo mayor receptor de fondos bilaterales de EE UU, tras Israel, según el CRS.
La represión ejercida por el Gobierno interino con los manifestantes islamistas este fin de semana habría acelerado el cambio de opinión de la Administración estadounidense, que ya estaba sopesando una revisión de la ayuda desde finales del verano.
El presidente Obama se vio obligado a interrumpir sus cortas vacaciones de verano para abordar la escalada de violencia en Egipto tras el derrocamiento de Morsi. Entonces, el mandatario procuró mantener la cautela que su Administración había demostrado respecto de la salida del poder del dirigente egipcio y distanciarse de la opresión ejercida por el Gobierno interino contra los simpatizantes islamistas. “EE UU no puede decidir el futuro de Egipto. Sé que es tentador culpar a EE UU por lo que está pasando allí pero eso no va a arreglar la situación”, defendió Obama.
En esa comparecencia el presidente estadounidense anunció la suspensión de las maniobras militares conjuntas anuales entre ambos países, que se han sucedido sin solución de continuidad desde 1980, salvo en 2011, cuando fueron suspendidas por el estallido de la Primavera Árabe, que se saldó con el derrocamiento de Hosni Mubarak. EE UU, sin embargo, pugnó durante todo este tiempo por garantizar el envío de ayuda militar, en la confianza de que esa asistencia garantizaba el mantenimiento de la mermada influencia de Washington en un país vital para sus intereses en la región. la decisión de cancelar las maniobras conjuntas se sumaba a la adoptada días antes por el Departamento de Defensa de paralizar el envío de varios F-16. Muchos senadores, con el republicano John McCain a la cabeza, cuestionaron el mantenimiento de esa ayuda, dado el cariz antidemocrático que rodeó al cambio de Gobierno en El Cairo.
Agencias